El que no come se muere, y el que come también... por Antonio Cabrero Díaz

19.02.2016 22:45

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez para confirmar que no nos han metido en la cárcel por lo que escribimos. Nos salva el hecho de que no somos actores, ni tenemos arte, y, mucho menos, hacemos títeres. Desde mi casa, al asomarme al balcón, puedo oír las carcajadas que vienen de Europa al ver el país tan atrasado que tenemos.

En lo que llevamos de año van doce mujeres asesinadas. Sale una media de una cada dos días. Las medidas contra esos hombres que las matan no están siendo acertadas, pues parece que no resuelven el problema. También parece que este “feminicidio” continuo no despierta las alarmas de los que nos gobiernan, a los cuales les preocupa más los sillones del congreso, o como van vestidos los reyes magos en las cabalgatas de reyes.

Esta página sigue provocando reacciones encontradas. Hay mucha gente que le encanta lo que lee y esta totalmente de acuerdo con ello. Y hay mucha gente que no le gusta lo que lee y esta en total desacuerdo con ello. Ambas posturas son respetables y confirman que vamos por el buen camino de gustar y disgustar.

 Sin más, esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

 EL QUE NO COME SE MUERE, Y EL QUE COME TAMBIÉN

 

Una conocida me dijo el fin de semana pasado que esta a dieta. Esta palabra es sagrada para los habitantes que tienen sobrepeso, y pertenecen al mundo donde el alimento es un producto que cotiza en el IBEX 35.

Esta chica ha dejado la comida basura a un lado, las raciones típicas madrileñas a otro, y ha puesto en orden saludable su nevera. Los protagonistas a partir de ahora van a ser los cereales, las legumbres, las verduras, el pescado, y en menor media la carne.

Ha acudido en ayuda de esos nuevos gurús de la salud que son las empresas dietéticas. Los endocrinos no le atienden porque, según ella, la seguridad social no toma en serio a pacientes que no tienen un problema severo de sobrepeso. ¡Qué casualidad!, ¿no les parece?

La obesidad más que un problema médico es un problema de educación, y, sobretodo, de honradez económica. El sector agroalimentario mueve miles de millones de euros en todo el planeta. Por este motivo se produce a saco, se prioriza un cultivo de un tipo de alimento a otro más adecuado por clima y país, y se tira comida a la basura suficiente para alimentar a todos los habitantes del mundo.

Las multinacionales del alimento están destruyendo el planeta por su poco ecológico afán de obtener los mayores beneficios. Estas empresas, que nos dan de comer a un alto precio, son las mismas que luego nos venden los medicamentos para curar los efectos, a modo de enfermedades, que provocan estos alimentos en nuestro organismo.

Los gobiernos en vez de proteger a sus ciudadanos son cómplices de las mismas, y ceden derechos, campos, y bienes públicos a sus intereses. No tienen reparo en promocionar un tipo de dieta, o crear alarma social ante el riesgo de contraer un enfermedad inventada por las farmacéuticas, como la gripe A, el ébola, el colesterol, el sida, y ahora el virus zika.

Nosotros somos humanos, y no podemos evitar la tentación de sus bonitos productos. Múltiples colores y miles de ofertas de colores hacen que nuestra equilibrada lista de la compra pierda su eficacia y sentido. Comemos y comemos sin parar, y no porque tengamos hambre, sino porque nos enganchan los aditivos que calculadamente llevan estos alimentos.

Todavía hay ilusos que piensan que comiendo frutas y verduras consumen comida sana. La realidad es bien distinta, y demuestra que estas tienen tanta química o más que los productos envasados y edulcorados hasta límites insospechados. No hay nada como el azúcar para someternos a su voluntad.

A los dueños del mundo esta superproducción antinatural se les esta yendo de las manos. Están contaminando los alimentos, los suelos, los ríos, mares y montañas. Por otra parte no dejan que la agricultura medicinal y ecológica avance, aunque esta sea una minoría dentro del mercado. No les interesa que la gente se anime y se decida a consumir de la naturaleza lo bueno que nos ofrece.

Se están cargando la vida en la tierra y les importa una mierda. Es evidente que hay algo peor que comer toda la basura que nos están dando, y es no comer. El que no come se muere, pero los que comemos en las sociedades de progreso también. Estamos hipotecando nuestro futuro, y el de los que vienen detrás, a padecer enfermedades largas, dolorosas, y de un alto coste en su tratamiento, con el único fin de aumentar las cuentas corrientes de unos pocos, y no de mejorar nuestra SALUD.