No dejéis que los políticos os jodan la vida... por Antonio Cabrero Díaz

01.12.2017 12:22

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez cumpliendo con nuestra cita semanal. El director del blog anda liado con sus asuntos personales así que me toca la agradable tarea de que la página siga activa. Encantado de compartir con ustedes inquietudes y desasosiegos.

Glifosato, qué difícil palabra. La mayoría de ustedes no tendrían ni idea de lo que es. Este herbicida ha sido autorizado por la Unión Europea para que se continúe utilizando. Los ecologistas están en contra de esta resolución y los agricultores a favor.

Unos dicen que provoca cáncer y envenena alimentos y terrenos. Otros dicen que es inofensivo para la salud y que gracias a él frutos y hortalizas son saludables y baratos. No hace falta que les diga de que lado estoy. Siempre a favor de la tierra y nunca en contra de los que viven de la agricultura.

Si el glifosato no fuera tan barato y no estuviera la multinacional Monsanto detrás de su venta igual no lo tendría tan claro. En un mundo preocupado del cuidado del medio ambiente la citada empresa y el citado herbicida estarían totalmente prohibidos. En un planeta preocupado por el dinero son buenos, ambos, y totalmente imprescindibles.

Sin más, esperando que les guste y les disguste, les dejo con

 

“NO DEJËIS QUE LOS POLÍTICOS OS JODAN LA VIDA”

 

“Lo importante es la salud, la familia y los amigos”

 

Estas grandes palabras utilizadas en estas inteligentes y buenas frases no son mías. Son de un amigo que tengo la suerte de tener desde hace muchos años. Hacía tiempo que no leía algo tan acertado para acabar de un plumazo con discusiones estériles, provocadas por informaciones manipuladas, que enfrentan a personas de la misma condición, que los que tienen el poder nos introducen en el cerebro a golpe repetido de martillo.

Estuve este fin de semana en Pedro Bernardo, Ávila, para ver a mi padre y, ya de paso, juntarme con los colegas con la excusa de una cena. No suelo cenar mucho, y no encuentro sentido a las comilonas de estas fechas, y, aunque vaya en contra de mis principios, siempre antepongo el “no hay nada como los colegas de toda la vida”, frase de mi amigo Jou, que me hizo despertar y darme cuenta de muchas cosas, que igual no valoro, este verano, a la hora de acudir a estos eventos.

El hecho de juntarse con mucha gente de diferentes opiniones siempre, como buen observador que soy, me hacer evaluar como está el panorama. El inicio de la socialización no fue malo. El muñeco y yo coincidimos en que esta sociedad de consumo despiadada arrastra a personas que, como él y yo, intentamos ser austeros y racionales. Denunciamos los viernes negros, los lunes felices, el inicio de una nueva burbuja inmobiliaria en la que caeremos otra vez, y la estupidez de la gente que compite por tener más cosas que el de al lado aunque no pueda pagarlas.

Por la noche, con una copa de más, Viti, sin mala intención, sacó el tema de Cataluña. Picó a Albertillo para que le dijese a su hermano, Wayne, lo que su prima había hablado vía facebook al respecto. El Chiri y el Jou, siguiendo la broma, metían, al igual que yo, una cizaña razonable. El hermano mayor decía que si su pariente era independentista le iba a mirar de otra manera y que su hermano sabía algo pero que no lo quería decir.

Al final el Jou, instigador de la polémica en la red, contó lo que realmente había pasado. Había gastado una broma sobre el Parlament y la prima de los “rabiques” se había ofendido, también la hermana de nuestro amigo Luis Miguel. Todo esto encendió el debate o discusión en esta vía tecnológica que, a mi entender, quedó zanjada al leer la frase que titula este artículo.

Tras una breve explicación sobre el tema catalán, un poco iracunda por mi parte, seguimos la juerga, fuimos los últimos en la discoteca, demostramos que los años no pasan para los Me Mata, y nos fuimos a casa con la satisfacción, por lo menos por mi parte, de haber disfrutado de una buena velada.

Al día siguiente, el de la despedida, cuando Sergio dijo que los antidisturbios el 1-O había pegado poco, o algo así, no me enfadé. Al escuchar otras cosas más sobre el tema no me alteré. Mi mente tenía grabado el mensaje sabio de Pepe, nuestro Pepe Boti, y acepté una opinión contraria y desacertada según mis ideas y criterios. No era el momento de que los políticos jodieran mi vida, y sí el de compartir un rato agradable con unos amigos que espero que la SALUD me permita disfrutar muchos años al igual que da la familia.