¿Se entera o no se entera la clase obrera?... por Antonio Cabrero Díaz

12.05.2016 15:32

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez sin ninguna esperanza ante la repetición de elecciones generales. La duda corroe a aquellos que sabemos que nadie nos va a ayudar, y que creemos que a la hora de votar hay que votar a nadie.

Si por un casual cometemos el error de acercarnos a las urnas no nos quedará más remedio que votar a la coalición PODEMOS-IU. De todos los que se presentan pensamos que son los que más se aproximan a nuestros ideales de justicia social. Que luego los pongan en práctica es otro cantar.

Un juez ha ordenado que se exhumen dos cadáveres de republicanos asesinados por el fascismo del horror del Valle de los Caídos. Es increíble que las víctimas estén enterradas con sus verdugos. Pero lo que es más inverosímil, y hace de España un país tercer mundista, es que el tema de la Memoria este sin resolver, con sus desaparecidos y sus calles alabando a asesinos fascistas.

En el ámbito local debo resaltar, o más bien debo preguntar en qué consiste la feria de la Asomadilla de Pedro Bernardo. Poner tres barras y un montón de puestos de venta de diversos productos no creo que muestren las tradiciones de la antigua feria de ganado.

Sin más, esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

¿SE ENTERA O NO SE ENTERA LA CLASE OBRERA?

 

Leyendo los testimonios de los trabajadores, que son los protagonistas del libro “somos coca cola en lucha”, no puedo evitar sonreír de manera sarcástica y de reafirmarme en mis ideas de que nos la están dando con queso.

Los trabajadores nos cuentan como vivían en un mundo de fantasía antes de que les mandaran un despido del todo inesperado. Pensaban, como la inmensa mayoría, que eran intocables, que su empresa jamás cerraría, y que, en definitiva, pertenecían a una clase media que nada tenía que ver con los obreros de toda la vida.

Hechos como este, el de que una multinacional con ingentes beneficios eche el cierre y a sus trabajadores, pone a la gente en su sitio, y le acerca a una realidad, que estando cercana, no quieren ver, o quieren alejarse de ella, intentando alcanzar metas que les hagan pertenecer a un mundo donde nunca serán admitidos.

No comprendo que personas que provienen de familias obreras, alcancen un buen estatus social o no, olviden sus orígenes y se conviertan en seres despersonalizados. Entiendo menos que miren por debajo del hombro cuando son iguales que yo, y muy distintos a ellos.

¿Quién son ellos?, ellos son los que ponen los gobiernos y hacen las leyes. Ellos son los que dejan de pagar cada año ¡80.000 millones! de euros en impuestos. Ellos son los que hacen creer al obrero que es clase media. Ellos, en resumidas cuentas, son las multinacionales de las “cuatro” familias que tienen todo el dinero que se mueve en el planeta.

Hay muchas personas que se sorprenden con mi actitud y con mi pelea de denunciar los abusos y las injusticias que cometen estos todopoderosos. Conocidos cercanos no entienden el por qué defiendo a los trabajadores de panrico, sintel en otro tiempo, y coca cola ahora. No entienden que su lucha sea la mía, cuando a mi no me afectan sus problemas, y ahí esta el error.

Cuando despiden a un trabajad@r nos despiden a todos. Cuando bajan el sueldo a un trabajad@r, nos lo bajan a todos. Y cuando humillan a un trabajad@r en su puesto de trabajo, nos humillan a todos. Esta idea de unión, de colectivo, de clase, es la que se han cargado mediante la propaganda de los medios, y la conversión de los sindicatos en lugares para colocar funcionarios.

Siempre he tenido claro que por mucho dinero que gane soy Clase Obrera. Nunca me he creído clase media, y, mucho menos, clase alta, por la simple razón de que los impuestos los pago yo y la gente como yo, todo lo que podemos y mucho más.

Los trabajador@ de coca cola han bajado de las nubes, y los han hecho con dos narices. Los 236 de Fuenlabrada han resistido y han dignificado una clase que no debería causar vergüenza a aquellos que pertenecen a ella, La Clase Obrera. ¿Hará falta que te echen de tu puesto de trabajo para que te enteres de lo que realmente eres?