Absurda pareja... por M. Yolanda Tejero

25.11.2015 00:03

Espero en el andén  casi dormida, el tren se acerca,  la rutina se encarga de encaminarme y recordarme que solo tengo dos paradas antes de la mía. El convoy se llena de una fauna muy diversa, funcionarios,  dependientes, algunos turistas madrugadores. Huele a moho, a colonias mezcladas, a sudor de miércoles.

Miro alrededor buscando un  espacio, no muy lejos de la puerta y tropiezo con unos pies desparramados. El hombre sentado, viste vaqueros,  una  camiseta ajustada al  torso con más grasa que músculo. Las uñas mordidas menos la del dedo meñique larga y sucia.

Su mirada torva vigila a alguien. Sigo  la dirección de sus ojos hasta tropezar con la figura que persigue, a cierta distancia agarrada a la barra, una mujer alta, de aspecto extraño, de ojos negros como pozos, de piel casi violácea, le mira cansada y obedece a la señal que le lanza.

Son cautos en su trabajo, no se hacen visibles todos los días.  Aparecen dos días seguidos en vagones diferentes y otro cualquiera se instalan en el mismo vagón pero nunca  juntos. Desaparecen una semana entera, y después regresan por separado distanciándose en el tiempo

El se prepara el primero para bajar en la próxima estación y ella se despega discretamente del hombre que viajaba a su lado y despacio se acerca a la puerta. Es también mi estación, y no puedo resistirme a seguir sus movimientos... es la primera vez que veo que descienden casi juntos y la curiosidad me arrastra detrás de los dos por el pasadizo, en la pequeña curva antes de la salida a la calle, el hombre alarga su mano y le zarandea despectivamente el brazo, ella le entrega algo y él lo guarda en su bolsillo trasero.

Observo los zapatos de la mujer, sus pies hinchados su cuerpo rendido y a su lado el hombre bajo de andar chulesco y puedo ver la noche en blanco de ella por las esquinas del barrio chino  y el camino de vuelta a casa en Metro mientras aprovecha el tiempo distrayendo alguna cartera para completar el salario del mes.