Alienados... por Antonio Cabrero Díaz

07.08.2015 00:00

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo, aquí estamos otra vez.

Cuando escribo estas líneas el sindicato CCOO y UGT (todos menos CGT) ha llegado a un acuerdo respecto al ERE que la empresa INDRA va a llevar a cabo. Los primeros dicen que va a ser un trato beneficioso para los trabajadores, y los segundos no hablan. Pase lo que pase estos trabajadores, que no participaron en las últimas elecciones sindicales (apenas el 15%), y que no han hecho nada para conservar su puesto de trabajo, tendrán lo que se merecen.

Esta empresa, INDRA, la daba donaciones en metálico, según todos los indicios, a mi “amigo” Salvador Victoria para luego ser correspondida con alguna adjudicación, llevándose el dinero de todos. Todavía no está demostrado, puesto que el juicio de la “Púnica” acaba de comenzar. Esperemos que todo esto no se que en nada como suele ser habitual, y que la justicia demuestre que es imparcial y que no está manipulada por los partidos políticos.

En Pedro Bernardo, pueblo de Ávila, la contribución municipal es escandalosamente alta. Tener una casa allí es más caro que tenerla en la “milla de oro” de Madrid. A mí me parecería bien esta cuantía si a cambio se ofrecieran unos maravillosos servicios. Actualmente no los veo, solo aprecio una tomadura de pelo descarada. Espero que la nueva corporación tome cartas en el asunto como prometió antes de las elecciones municipales.

A otro “amigo” mío, Ignacio Wert, le han dado un puesto en París junto a su nuevo amor, cobrando 10.000 euros al mes, más otro tanto en gastos de representación (de dinero público), y tendrá un palacio con un numeroso servicio. Este señor, el peor ministro de educación de la historia de España, exigía ser excelente para recibir una beca como estudiante. No se ha aplicado el cuento,  y sin tener capacidades ni méritos le han concedido una plaza de diplomático a dedo, demostrando que va a ser verdad que el ciudadano no es más tonto porque no puede. Ustedes sigan votándoles que les va a ir estupendo.

Sin más, les dejo, esperando que les guste y disguste lo escrito, con:

 

ALIENADOS

 

Hace muchos años me dijo una profesora que yo no sabía nada. Esto lo hacía, creo yo, para motivarme y que reaccionase mostrando algún interés por las materias que debía estudiar. No lo consiguió. Pero si que acertó en una cosa, en que era un completo ignorante.

A día de hoy continuo siendo una persona que desconoce casi todo lo que le rodea, pero que siempre ha tenido un arma poderosa  para combatir la desinformación, la lógica. El dominio de este arte es el que me ha proporcionado el saber necesario para ser un escéptico, y no creerme nada de lo que contaban, y de lo que me cuentan.

Es por este motivo por el cual no dejo de sorprenderme cuando la gente hace afirmaciones categóricas,  de este u otro tema, dando por sentado que son los que más saben.

Hay personas que han estudiado mucho, que se han formado en las mejores universidades, las pedagógicas, y las de la calle, y muestran ciertas dudas sobre ciertos temas. Y nunca jamás dan la sensación de estar por encima del resto de los mortales que les acompañan.

Hay individuos que tienen la certeza de que gracias a sus conocimientos, que son sus verdades,  y al llevar una vida distinta, según ellos, a lo convencional, son menos ovejas que los que estamos dentro del rebaño compone este sistema.

No quisiera desilusionarles desde este blog, pero, siempre desde mi poco cultivado punto de vista, están equivocados. Por mucho que lo intenten, al final hacen lo que los que mandan quieren que hagan.

Ni una cuenta corriente en un banco ético, ni ir de vacaciones, y que estas sean en plan alternativo, ni un contrato con una empresa energética ecológica, les va a hacer que escapen de la quema. Aunque no lo crean no dejan de ser un dato con el que “ellos” ya contaban.

Les voy a poner un ejemplo tonto para que vean lo alineados que estamos, el deporte. Ahora le ha dado al personal por realizar actividad física, cosa esta que está muy bien. Pues ni siquiera en esto somos libres. No somos capaces de disfrutar porque el bicho de la competitividad, que nos injertan desde niños, lo sacamos a relucir incluso cuando no nos lo exigen.

La gente corre, nada, monta en bici, pero no disfruta. Sufre, se machaca, y se frustra si no consigue un resultado. Y esto es lo triste, que solo les hace felices el resultado, la marca,  lo que te hace que seas mejor que los que tiene al lado, y no el mero hecho de sentirse feliz y libre realizando una actividad de las pocas que no son voluntarias.

Hace tiempo que deje de competir, y hace más tiempo que deje de compararme con los demás. Aún así no dejo de estar dentro del sistema creyéndome fuera. Pero si que creo que soy un poco más LIBRE que aquellos que no conversan, discuten para imponer sus ideas, que hacen las cosas no para su bien personal sino para ser mejores que el resto, y que se creen más listos e independientes que nadie, cuando son los que están más atrapados por el sabor que proporciona el azúcar de un sistema férreamente calculado para seres enajenados.