Aviones... por Antonio Cabrero Díaz

16.10.2015 23:50

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

 

Aquí estamos otra vez después de un puente en honor a la nación, y de no celebrar el día de la hispanidad y el descubrimiento de América. Si amigos, formo parte de esos a los que dos personas ilustres, Rafa Hernando (portavoz del PP) y Jorge Fernández Díaz (ministro de interior), llaman catetos.

Para mí lo que los reinos de las Españas hicieron en el continente americano fue un genocidio. A mí las fuerzas armadas lo único que me producen es rechazo. Soy de los que piensan que las armas matan y que los que mueren por su culpa son los pobres y humildes, haciendo que se forren los ricos y poderosos. De esto entiende mucho el ministro de defensa Morenés, a lo de forrarse me refiero.

Es un hecho contrastado que cada vez hay mas gilipollas y menos moscas. Esto es preocupante porque va a ocasionar que el mundo siga en las manos de los mismos. Si todo el gasto militar se invirtiera en educación y cultura igual no hacía falta que los países tuvieran ejércitos, y tampoco gobiernos corruptos.

Sin más, deseando no aburrirles demasiado, y esperando que les guste y disguste lo escrito, les dejo:

 

AVIONES

 

Me encuentro en un parque de Madrid impartiendo una clase de educación física a niños de diez años. A mitad de la misma se oye un sonido atronador. Son aviones militares que vuelan a muy baja altura. Están ensayando la celebración del día de la hispanidad.

Los muchachos se vuelven locos. No me hacen caso y se ponen a mirar a un cielo pintado de colores por las estelas que dejan en el aire los diferentes objetos volantes. Les brillan los ojos y se les cae la baba.

Yo no experimento lo mismo. Me viene a la mente la imagen de la película “Apocalypse now” y la guerra de Vietnam. Me acuerdo de las guerras que se libran a pocos kilómetros de donde nos encontramos. No puedo evitar respirar miedo.

Imagino el pánico de los bombardeados. Noto la angustia al ver la flota aérea llegando a sus casas. Entre el humo atisbo los escombros y los cuerpos desmembrados de aquellos que sufren los efectos de las bombas. Los últimos han sido Médicos Sin Fronteras. El temor me recorre todo el cuerpo antes de devolverme a la realidad en donde me encuentro.

Una vez llego al aula no puedo evitar explicarles a los alumnos la otra cara de las cosas en donde se esconde la verdad. Mal hecho porque en esta vida no se puede ser valiente y arriesgar. Lo mejor es eludir pronunciarse mirando a otro lado. Actualmente el ochenta por ciento de los docentes toman esta postura, acoquinados por padres, inspectores de educación, y normas ridículas y absurdas.

Les cuento que esos bonitos aviones no sirven para proteger a nadie y si para matar a inocentes. Les señalo que las armas tienen su razón de ser porque hay unos pocos que ganan mucho dinero con ellas. Les dejo en el aire la reflexión de que es mejor crear que reprimir, y les pido por favor que elijan la primera opción.

Abandono el colegio con la sensación de impotencia de todos los días. No se educa a la gente, se la adoctrina. No se enseña para aprender sino para competir. No se lucha por tener un mundo mejor, se pelea por someter a una parte de él.

Lo más importante, una vez se llega a adulto, es conocer la vida del vecino, saber a qué se dedica, cuánto dinero tiene, con quién se acuesta y qué es lo que piensa. El objetivo es comprobar si es un ser diferente. Si el resultado es positivo, rápido hay que machacarle, hacerle entrar en razón y meterle de nuevo dentro del redil. No es que la esa mayoría no quiera ser como el distinto, es que el miedo no les deja dar un paso adelante libremente.

Por este motivo hay algunas personas que cuando ven aviones sienten un miedo atroz. Es por esta razón que su sensibilidad, oculta tras una cara seria, no les permite interesarse por la vida de nadie, si esta les va bien. Es esta inconsciencia, de no tener nada que perder, la que lleva a los nadies a no esconderse, con el único fin de que los invisibles tengan voz, y que cada vez sean más los que se apunten al vuelo de la justicia y la libertad.