César... por Antonio Cabrero Díaz

18.07.2014 00:00

Hola amiguitos y amiguitas de PB agujuo, aquí estamos otra vez.

Si han sido puntillosos y observadores, en los últimos artículos se puede apreciar alguna falta de ortografía que otra, y sobretodo numerosas palabras que no llevan acento. Esto es debido a los medios técnicos que utilizo, los cuales son muy precarios. Son tan obsoletos que por ejemplo el teclado no marca los acentos y tengo que ponerlos con el corrector ortográfico. Hecho este que a veces no es posible debido al doble significado de algunas palabras.
Una vez demostrado que soy una persona que sabe, y haber dejado mi ego un poco mas elevado, voy a continuar con el articulo de hoy, el cual se ve totalmente alterado por el suceso triste del fallecimiento de un conocido al cual tenia cierta estima.
Hoy no les voy a hablar de lo injusta que es la ley de seguridad ciudadana, mas conocida como "la ley mordaza", ni tampoco de que las personas que se manifiestan sean condenadas a tres años de cárcel, mientras que ejecutivos, políticos y banqueros roban millones de euros y no les pasa nada. Y tampoco les voy a hablar de la invasión, exterminio, y aniquilación que esta llevando a cabo el estado de Israel en Palestina, en donde, como siempre, los muertos son los ciudadanos de ambos países.
La realidad me ha dado un bofetón en toda la cara, y me ha devuelto a mis orígenes. Mi mente se ha quedado en blanco, y ese color lo ha ocupado todo con la desaparición de un chico joven, bueno, y sano.
La muerte, la cual siempre esta cerca, ha vuelto a reaparecer, se ha vuelto a presentar, y me ha gritado que, aunque yo no me acuerde de ella, nunca me va a abandonar, y que siempre va a estar cubriéndome las espaldas.
Sin mas, esperando que les guste, y les disguste, les dejo con:
 
 
 CESAR
 
 
 
Todos los que hacemos PB Agujuo mandamos un fuerte abrazo a la familia Segovia Muñoz. ¡FUERZA Y ADELANTE!
 
 
 
Mis vacaciones continúan de forma satisfactoria. Sigo haciendo las cosas que me hacen sentir bien, y las cuales intento hacer todo el año como si no existieran las vacaciones.
Tengo una hoja en blanco delante de mi, un bolígrafo en la mano, y de fondo me acompaña música con acordes de rock and roll. La situación es la idónea para escribir el nuevo articulo semanal.
Después de un breve descanso en busca de inspiración suena el teléfono. Es Albertillo que quiere contarme las ultimas novedades del blog, y del concierto de rock que va a organizar la peña madridista en agosto, en el  pueblo de Pedro Bernardo, tierra de mis ancestros.
En la segunda frase aparece la pregunta maldita, "¿no te has enterado?". Un segundo da tiempo a que mi cabeza tema lo peor. Es evidente que algo ha pasado, y no es nada bueno. Le digo que de que tenia que estar enterado. La respuesta es definitiva y contundente, "HA MUERTO CESAR".
Mis palabras no encuentran salida en una boca que esta totalmente cerrada por el candado de la sorpresa y la confusión. Después de unos breves balbuceos soy capaz de entonar tibias frases. "¿Que ha pasado?, ¿pero tan mal estaba? Me dejas de piedra. No me esperaba esto. Yo creía que siendo joven podía supera ese cáncer".
La conversación, apiadándose de mi, envuelve mis palabras y las da la vuelta. Junta las de Alberto y el tema protagonista son los asuntos cotidianos. El dolor se ha disipado de momento por un cuantioso puñado de minutos que van llenando de ideas diferentes mi cerebro.
Cuelgo el teléfono, me dirijo a la mesa, en donde esta la hoja esperándome. Me siento y veo su cara, es mas, creo que su sonrisa esta dispuesta a contarme un chiste malo o a hacerme una imitación de algún personaje famoso, para que yo le diga lo friki que es, y rogarle que lo deje, que no me hace ni puta gracia.
El blanco del folio esta arrugado. No permanece liso. Hay una tremenda humedad en el centro que ahoga a las letras. No puedo seguir, mi mano tiembla y suelta el boli. Hace mucho calor hoy. Me voy a correr adelantando la hora de entrenamiento y tranquilizando mi rabia.
No es mi día. Ni el bosque me da cobijo. Los brazos de los árboles en vez de mecerme, como otras veces, me estrangulan con sus ramas. Los caminos no son rectos. Están torcidos como si delimitasen mi estomago y no su territorio. Los animales ni se han asomado, ni veo liebres, ni pájaros, y mucho menos ardillas. Se han olido mi mal humor, o quizás también ellos están sin ganas de aparecer.
A medida que voy haciendo series el cielo parece que va cogiendo un tono mas azul. El negro, que no me hacia entender nada de lo que sucede en esta vida absurda, deja paso a la claridad celeste. Mis ideas salen disparando multitud de colores en cada zancada, afirmando que debo seguir siendo fiel a mis principios y que la vida hay que aprovecharla a máximo.
Regreso al parque, estiro en el banco, pensando en lo injusta que es la muerte, en como no reparte equitativamente su bondad. Como es posible que muera gente joven, que no ha hecho mal a nadie. Es en ese momento cuando me viene a la mente todos los niños, mujeres, y hombres que mueren a cada minuto en el planeta  por las decisiones políticas de una panda de egoístas que nunca mueren, y que nunca van a morir.
Me levanto, cambio de ejercicio pero no de tema. Es una pena no poder realizar estiramientos que relajen mi mente. Ahora pienso en como la enfermedad nos ataca sin avisar, de una forma traicionera, y sin darnos tiempo a defendernos. Nada es un seguro de vida, ni comer bien, ni hacer deporte, ni rezar a San Pito Pato. Cuando llega la señora de la guadaña pocas opciones nos deja para la defensa.
Yo pensaba que si, que nuestro amigo se iba defender, que iba a luchar, y que iba a salir victorioso, pero no ha podido ser, y eso me enfada, me hace sentir tan mal que no puedo ni escoger un color que me haga sentir bien.
Estoy en casa, me siento otra vez en la mesa, y sigo escuchando rock de fondo. Miro al mueble que tengo enfrente, en donde los libros han ocupado el hueco dejado por la televisión. Veo uno, concretamente de Inma Chacon, y me quedo con una frase, "mientras pueda pensarte". Me aferro a ella como si fuera un naufrago en medio del océano agarrado a la única tabla que ha quedado después del naufragio.
Comienzo a escribir y a pensar. Cosas estas que ayudan a frenar el pánico que me ha provocado la idea de la muerte, y de mi inevitable y segura, antes o después, desaparición. Me doy cuenta de que las personas no mueren si las mantenemos en nuestra mente, y me vienen a visitar, como si de repente resucitaran, Arturo, Emilio, Consuelo, Cipri, Pedro, Antonio, y multitud de seres mas que ya no están conmigo físicamente pero que permanecen vivos espiritualmente.
Querido Cesar mientras que pueda pensarte nunca estarás muerto, y por supuesto que no permitiré que caigas en el olvido. No te creas que te voy a dejar tranquilo cuando estés preparando tus nuevas ensaladas variadas, o cuando estés viendo algún vídeo en you tube. Cuando menos te lo esperes aparecerás en mi mente y formaras parte de mi vida cotidiana.
En estos momentos esta sucediendo, ¿no oyes nuestras carcajadas? Estamos en tu bar unos cuantos Me Mata. Es el día de Nochebuena por la mañana. Son mas de las cuatro de la tarde. El cañeo esta siendo extraordinario. Hay buen rollo. El Wayne te pide al Fary,  pero Toñin te reclama un poquito de rock and roll. Al final acabamos todos bailando "el venao". Yo subido a un taburete haciendo de gorila gogo, el Albertillo levantando taburetes contigo, y el Boris amagando un baile con el Chachi. Todo queda reflejado en una vídeo que no sale de un móvil que ha tirado muchas fotos. Todo queda grabado en mi corazón y en mi mente, en donde siempre estarás
 mas vivo que nunca.
 
¡HASTA SIEMPRE COMPAÑERO!