Comprar es la llave de la felicidad... por Antonio Cabrero Díaz

29.09.2017 08:43

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez sin parar de reír desde el domingo pasado. En mi vida me había reído tanto con un político. El repaso del periodista al presidente independentista fue de los que hacen época. Un zasca detrás de otro, sin parar y sin piedad, le dejaron a la altura del betún.

La imagen de ese señor desinformado y sin recursos pero con más cara que espalda es la que dan la mayoría de nuestros representantes políticos. El presidente de Cataluña es un mamarracho al igual que el presidente de España. El Parlament esta lleno de mamarrachos al igual que el Parlamento. ¿Será que están hechos a nuestra imagen y semejanza?

Ha habido un terremoto en México. Van más de 300 muertos y los que quedan por encontrar. La gente se sigue ahogando en el Mediterráneo sin que Europa cumpla sus propias leyes en lo que acogida de refugiados se refiere. Las guerras pueblan el planeta y los que las hacen y provocan no combaten en ellas.

En nuestro mundo pasan cosas muy malas pero afortunadamente no nos enteramos. Tenemos conocimiento de lo que quieren que tengamos. No hay mal que dure cien años y que la emisión de un “reality” revolucionario no cure.

Sin más, esperando que les guste y disguste lo escrito, les dejo con:



 

COMPRAR ES LA LLAVE DE LA FELICIDAD

 


 

El ser humano necesita para vivir tres cosas fundamentalmente. Una es comer. Otra, la más importante, es beber agua (la cerveza no cuenta). Y la última resguardarse de las inclemencias del tiempo, sea un frío o un calor extremo.

Todo lo demás, que no sea lo citado anteriormente, son necesidades que nosotros mismos nos creamos. Desde los bienes materiales hasta los bienes afectivos o espirituales son totalmente prescindibles para nuestra supervivencia.

Una amiga me dijo este verano en el Parque Aluche, tomando cañas, que admira mi manera de vivir por el hecho de hacerlo con las mínimas necesidades posibles. La contesté que no era para tanto y que ella podría hacer lo mismo.

Llama la atención lo feliz que es la gente cuando adquiere cosas. A mi también me pasa. Me compro unas zapatillas deportivas nuevas y parece que no ando sino vuelo. Por este motivo entiendo, por ejemplo, al que se compra un dron y se cree que este en el séptimo cielo de la felicidad.

Para comprar no hay problema. Si tenemos dinero nunca veremos el cartel de cerrado, nos dejarán entrar en los diferentes locales comerciales que visitemos y formaremos parte de la gente importante. Con tal de hacernos comprar nos dejan pagar a plazos, en meses o en años.

¿Comprar es la llave de la felicidad?, buena pregunta a la cual todos contestaríamos que sí. ¿Para qué queremos la mayoría de las cosas que compramos?, otra buena pregunta a la cual la mayoría de nosotros no sabríamos que responder.

El hecho de comprar, comprar, comprar y volver a comprar, conlleva que nos estemos cargando el planeta de manera indirecta. Nuestro modo de consumo esta alejado de lo racional y, sobretodo, de lo sostenible. Utilizamos los recursos naturales como si fueran inagotables, y ese es un error que tarde o temprano vamos a pagar muy caro.

No soy perfecto y tampoco soy dios. Yo también compro cosas que no necesito, como por ejemplo una bolsa de ricos cheetos. También tomo cerveza en cantidades industriales, o veo espectáculos deportivos y culturales que suponen un desgaste para nuestro medioambiente y que no son imprescindibles para mantenerme con vida.

Dentro de este mundo alienado, como seres capitalistas, lo tenemos complicado para consumir de forma adecuada pero se puede intentar. Si todos hiciéramos pequeñas cosas conseguiríamos cuidar un poco nuestro entorno y, de manera indirecta, ser un poco más libres, lo que a la vez nos haría un poco más ricos sin tener dinero.

Empecemos por no tirar comida a la basura. Sigamos reciclando todos aquellos objetos que hayamos utilizado (sobretodo plásticos). Continuemos por gastar (sobretodo agua) la menor energía posible. Y terminemos por ayudar al que tenemos al lado siendo lo más humanos posible. De no hacer estas pequeñas cosas nuestro planeta, el que nos da la vida, lamentablemente tendrá fecha de caducidad.