Diciembre... por Antonio Cabrero Díaz

09.12.2016 11:06

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez para alegría de los que no se creen lo que dicen por televisión. También estamos aquí para disgusto de los que piensan que el mundo debe ser uniformado y globalizado. Intentaremos agradar y desagradar a todas las partes.

La actualidad marca lo que es importante. No lo es el hecho de que millones de personas mueran a diario de hambre habiendo comida de sobra para alimentar a dos planetas como la tierra. La muerte de líderes políticos, el feminismo y el machismo, están por encima de todas esas muertes como noticia de alcance.

Es curioso como es tratado el feminismo. Mucha propaganda y muchos titulares pero una de cada tres mujeres sufren en el planeta una agresión física. En España este año van 40 asesinadas. Somos una especie destructiva, y dentro de ella destaca, por su violencia, el macho dominante.

No se preocupen porque estamos salvados. Todos nuestros problemas los va a resolver el PP con la ayuda de su marca blanca, Ciudadanos, y una parte del PSOE. Algo de culpa tendremos nosotros si hemos confiado nuestro bienestar y futuro a este enjambre de malhechores.

El parlamente me recuerda a mi colegio. Unos y otros poniéndose a parir. Todos parecen que tienen razón. Todos defienden su posición hasta las últimas consecuencias para terminar, a la hora de la verdad, dándose un abrazo y preguntando por la familia.

Sin más, esperando que les guste y disguste lo escrito, les dejo con:

 

 

DICIEMBRE

 

 

Sin darme cuenta mis sábanas tienen letras. El mes de diciembre me ha pillado de sorpresa, con lo que ello significa. El malestar de los últimos días no era culpa del otoño. Ahora entiendo el motivo de mi angustia, la llegada del mes del consumo por excelencia.

Me vienen a la mente las palabras de una amiga, “desaparecería desde el 22 de diciembre hasta el 7 de enero”. Yo también. O quizás haría desaparecer a los culpables de destrozar nuestro entorno con sus luces, efectos especiales, y caza de diferentes especies que no están en vías de extinción.

Qué manera de hacer el estúpido para que los dueños de las multinacionales se forren aún más todavía. Qué manera de violar todos los principios de la moral y las buenas maneras. Qué modo de representar un papel sin haber estudiado arte dramático.

Otro amigo me dijo hace tiempo que su padre le había dicho que iba a ser más raro que mi  tío Pedro. Este parece ser que era raro por no querer saber nada más que lo que a él le concernía. Este calificativo más que de preocupación me lleno de orgullo. Jamás le llegaré a la suela de la bota porque, mucho o poco, no dejo de estar dentro del sistema y participar en los convencionalismos sociales.

No juego a la lotería porque no quiero alimentar más las arcas del estado para que luego este de más dinero a quien más tiene. No felicito días de centros comerciales. No abrazo ni beso si no lo siento. Pero no puedo evitar sentirme mal por no ser lo suficientemente valiente para dejar de ser un eslabón más de la cadena.

Veinte días de pesadilla que te envuelven como el humo del tabaco. Tres semanas de mensajes del gran hermano para hacernos creer que tenemos vidas perfectas. Miles de horas ocultando la realidad de todo un año. Fechas marcadas a fuego para señalar a la res que se intenta salir de la manada.

Maldigo a Julio César por no haber borrado este mes del calendario. A lo mejor no tiene toda la culpa. Lo más probable es que sea nuestra por buscar excusas momentáneas a nuestra triste realidad. Somos responsables de que las cosas que pasan pasen por algo, y no por cualquier maniobra del destino.

No tengo nada que celebrar. Únicamente que estoy vivo. Eso lo hago todos los días. No se si quiero a alguien, pero si le quiero o no le quiero lo intento hacer todos los días y no los que me indiquen los mercaderes del templo.

Dan ganas de lavar las sábanas, borrarles todas las letras, y cambiar el nombre de diciembre por libertad. Apetece apoyar la cabeza sobre una almohada que ponga justicia social y envolverse en una manta diseñada por la igualdad. No tengo dudas que es la única manera de tener dulces sueños y que cuando despertemos estos se puedan hacer realidad.