El Jefe quiere hablar contigo... por Antonio Cabrero Díaz

20.06.2014 00:00

Hola amiguitosy amiguitas de PB Agujuo aquí estamos otra vez.

Los dos partidos mayoritarios que nos llevan gobernando desde el inicio de esta democracia irreal piensan que la táctica de cambio de chupón, o de monarca, va a conseguir relanzar su maltrecha reputación.
Creen estos dos dictopartidos que adecentando la maltrecha monarquía hacen aumentar la confianza del ciudadano en un sistema democrático que hace aguas por todos lados, debido a las desigualdades que mantiene y a las injusticias que comete.
El dinero sigue yendo a los que mas tienen, mientras que los que menos poseen son continuamente atacados y despojados de lo poco que tienen. Se mantienen los desahucios mientras se les sigue dando dinero a quienes los ejecutan. Se les niega el pan y la salud a unos contribuyentes que el único delito que han cometido es confiar en quienes les malgobiernan.
Incluso ese bálsamo que es el fútbol les va a fallar este año. Esa selección que dicen que nos representa a todos, y que todos la apoyamos y defendemos, cuando la realidad nos demuestra que a los únicos que beneficia ese ilegal mundo del balón es a ellos, y a los títeres de jugadores y cuerpos técnicos que los mantienen.

La selección de España es el fiel reflejo de como funcionan las relaciones laborales en nuestro país, es donde el poner a dedo y el peloteo son los protagonistas. Si te portas bien seguirás en tu puesto, dando igual si te lo mereces o no, o si hay otra persona mas integra que hace su función mejor que tu. 

Sin mas, esperando que el miedo sea vencido por la esperanza, y que les guste o les disguste lo escrito, les dejo con:
 
"EL JEFE QUIERE HABLAR CONTIGO"
 
 
Quien no ha escuchado esta frase a lo largo de su vida laboral. Me imagino que todos aquellos que estén leyendo estas lineas y tengan la suerte o la desgracia de trabajar habrán recibido alguna vez este mensaje.
Al oír este requerimiento siempre nos entra mal rollo, y sobre todo en estos últimos tiempos tan turbulentos para el trabajador debido a la reforma laboral. Incluso teniendo la conciencia tranquila de hacer el trabajo de una manera honrada y eficiente uno no las tiene todas consigo a la hora de mantener el puesto.
En mi caso, y debido a mi manera de ser, cada vez que la jefa de mi empresa quiere hablar conmigo nada bueno espero. No es porque sea desconfiado por naturaleza sino por simple lógica.
Si tu llevas años desempeñando un trabajo, en el cual no mejoran tus condiciones, te mantienen el mismo horario, y contratan a personas con menos experiencia y menos cualidades, según tu criterio, a las cuales les ofrecen mejores prestaciones que las que tu tienes, eso no tiene otra explicación que la de que mucha gracia no le haces a la dirección empresarial.
Como ya saben ustedes si me han leído un poco, mi vida la enfoco a tener lo menos posible para ser lo mas libre posible. En el ámbito laboral aplico el mismo criterio, intento trabajar lo menos posible, ganando lo justo para cubrir las mínimas necesidades que me creo, y poder ser de esta manera lo menos esclavos posible.
A pesar de este planteamiento no tengo mas remedio que trabajar para vivir, puesto que soy una tuerca mas dentro de la maquina del sistema. Este hecho hace que de vez en cuando, como todo el mundo, tengo que sufrir las consecuencias de las relaciones laborales. Y una de ellas es tener que hablar con el jefe o con la jefa.
Esta semana la jefa me llamo a su despacho, quería hablar conmigo, según ella, porque desde que me había contratado no había tenido la oportunidad de hacerlo. Después de seis años quería saber si estoy a gusto, o tengo algún problema que ella pudiera solucionar.
Como uno ya es perro viejo y tiene mucha calle , y mucha cárcel (no se asusten, estuve un tiempo en varias dando clases de educación física), olía a kilómetros de distancia lo que realmente quería mi superiora de mi, y no era otra cosa que ver de que pie cojeo.
Tuvimos una extensa conversación, ella dejando caer indirectas por un lado y por otro, y yo esquivándolas, dándoles respuesta con mi cintura verbal. Haciéndome el tonto o dando un giro radical a los temas tratados, y cambiándolos por otros según me convenía.
La conclusión principal que yo extraje de la reunión es que debido a mi manera de actuar no estaba haciendo méritos para darme la jornada completa, y que si quería tenerla debía pasar por el aro de incorporarme a su doctrina y a su mando directo, y hacer lo que ella creía que yo debería hacer.
¿Ustedes que creen que respondí?, ¡correcto!, una vez mas han acertado. Gracias a mi labia le conteste NO de una manera muy elegante. Tranquilamente le dije que, desde mi humilde punto de vista, realizo mas trabajo del que debo,y que mi honradez, implicación y lucha por la empresa se traduce en ayudar a los alumnos y compañeros en todo lo que puedo, y que estos deberían ser motivos suficientes para reconocer una labor, para mi, extraordinaria, que debería ser premiada con una mejora de horario y de salario.
Ella, que durante todo el tiempo mantuvo un tono educado y amable, sonrió como diciéndome que le había quedado todo claro, y que la toma de decisiones que a mi me pudieran haber parecido injustas, desde su óptica estaban plenamente justificadas.
Nos despedimos cordialmente, como pudieran hacerlo Al capone y Elliot Ness. Yo pidiéndole que me descargara de trabajo, quitándome de tutor, y ella contestándome que tranquilo que lo iba a mirar a ver si podía hacer algo, o lo que es lo mismo, "tranquilo, hazme caso que lo que yo te diga".
Cuando salí del despacho, me fui del colegio, y me introduje en el bosque, tenía una mezcla de satisfacción y amargura. Estaba contento por haber sido fiel a mis principios,y haber dicho y hecho lo que pienso, y por supuesto, por no haber pasado por un aro que creo injusto y absurdo. Pero por otra parte estaba disgustado, no por perder la posibilidad de ganar mas dinero, sino por caer en la cuenta de lo injusto que es que alguien con un mínimo de poder pueda hacer los que le venga en gana con el destino de muchas personas.
Me vino a la mente los grandes jefes del mundo, los que deciden quien vive o quien muere, y me puse triste, mucho, yo diría que en exceso. Vi pasar a la velocidad de la luz las millones de injusticias que se cometen en todos los rincones del mundo por la avaricia y el egoísmo de unos pocos oligarcas. 
En el fondo soy un afortunado, simplemente no le gusto al que me manda, cosa esta que es reciproca, pero a mi no me pegan, ni me torturan, ni me ahogan en el mar, y mucho menos me encarcelan por el color de mi piel, o por mis ideas. 
Comiendo me invadió la esperanza, mitigando la pequeña desilusión de ese día. Una pequeña sonrisa cubrió mi cara al pensar que en un futuro habrá mucha gente que del el paso y se plante, y con personalidad decida acabar con aquello que crea que no es justo. En ese momento los que dirigen nuestras vidas no tendrán mas remedio que cambiar sus decisiones y sus políticas antipersona por la cuenta que les tendrá.