El negocio de la salud... por Antonio Cabrero Díaz

10.02.2017 00:00

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez celebrando que el Partido Popular, según María Dolores “en diferido” de Cospedal, es el partido preferido de los españoles. Las encuestas les dan como ganadores si hubiese unas hipotéticas elecciones. No hay duda que su gestión se merece este premio de confianza por parte de unos electores formados e informados.

Lo que no entiendo es que mis amigos me cuenten que la sanidad funciona cada vez peor, que cobran lo mismo, o menos, trabajando más, y que los impuestos no les dejan ni respirar. Esto debe ser culpa de Manuela Carmena, y de los gobiernos de corte social y moral que hay en las diferentes instituciones públicas.

Tampoco hay que alarmarse porque la situación es buena debido a estos magníficos políticos del PP nos van a proteger de todo. Y si quieren una prueba de esto que les digo no tienen más que ver como el señor Rajoy se ha reunido con el presidente de los Estados Unidos para salvar a un país hermano como México, y de paso al resto del mundo.

El fascismo domina el planeta, y de eso en España vamos sobrados. No es extraño por tanto que estos dos mandatarios se entiendan. No cabe ninguna duda que velarán por los intereses de los más desfavorecidos y harán que nuestras vidas mejoren. Continúen votándoles por favor.

Sin más, esperando que les guste y disguste lo escrito, les dejo con:

 

 

EL NEGOCIO DE LA SALUD

 

 

¿La salud importa?, desde luego que sí. Importa sobretodo por los cuantiosos beneficios que proporciona a las diferentes multinacionales que se dedican a este ramo. No importa tanto el bienestar de la población en general.

Si a los diferentes gobiernos que dirigen los designios del planeta les importase la salud de sus habitantes la comida no sería un bien activo que cotiza en bolsa. La alimentación es un derecho que tienen todas las personas pero lamentablemente es un bien que millones de ellas no pueden disfrutar.

Hay millones de habitantes de este mundo que se mueren de hambre, no porque no haya alimentos para todos, y sí porque la comida se utiliza como una mercancía más que da dinero. La calidad de esta comida es lo de menos, lo importante es que una parte de los afortunados que pueden consumirla lo hagan sin parar y sin pensar.

A raíz de las múltiples enfermedades que nos causa este consumo irracional y sin control de estos alimentos han surgido, como respuesta, todo un enjambre de hábitos, productos, métodos, de vida saludable para asegurarnos la inmortalidad combatiendo los efectos de este consumo.

La multinacionales han creado empresas, que son lo mismo, los que producen la comida que nos enferma y los que nos venden los medicamentos que nos curan, que nos ofrecen productos para no caer en estas enfermedades y poder vivir muchos años con unos cuerpos de auténticos atletas de élite.

Tenemos comida ecológica que vale un pastón. Tenemos todo tipo de programas y actividades físicas. Tenemos tratamientos de estética. Tenemos cirugía plástica. Tenemos todos lo que necesitamos y queramos para cuidar nuestro cuerpo mientras podamos pagarlo.

Esto, queridos amigos, es un negocio montado a raíz del otro. A nadie le importa una mierda si estas vivo o muerto, ni siquiera a los estados, que son los responsables de las salud de las personas según dicen los derechos y las leyes que ellos aprueban.

Lo único que es importante es que tú, como número activo de población, seas productivo y consumista, estés malo o estés bueno. En ambos casos lo fundamental es que consumas, y que lo hagas de manera compulsiva.

De un tiempo a esta parte me van cayendo mejor los que comen panceta y fuman. Les estoy cogiendo manía a todos estos gurús que te descubren el mundo de la alimentación y el deporte como si hubieras nacido ayer. Son más pesados que una vaca en brazos porque no solo te lo cuentan sino que te intentan convencer para que lo hagas.

No conozco a ningún fumador que intente hacerte fumar. Conozco “sanos de pastel” que te aburren con lo maravillosa que es su vida, cual miembro de una secta, para que te introduzcas en su mundo.

Los dos bandos, o partes, son un eslabón más de la cadena que mueve la bicicleta del capitalismo. Los dos están igual de contaminados de mierda hasta las cejas. Pero  unos, los insanos, cuando mueran, tendrán una sonrisa que ninguna “lechuga espartana” podrá conseguir por muchos batidos de proteína que se tomen y por muchas series de abdominales que hagan.