El regreso... por Antonio Cabrero Díaz

13.10.2017 00:27

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez con malas noticias. Lamentablemente Cataluña, más bien su presidente, no ha declarado su independencia. Se ha marcado un “Cospedal” y ha dejado todo como estaba. El culebrón se alarga y seguirá tapando la realidad de las verdaderas cosas que pasan.

Ha habido una manifestación de pensionistas. Estos, apoyados por nuestros sindicatos “invisibles”, la semana pasada, han reivindicado que les suban las pensiones al nivel de Europa. Si lo consiguen, pues nadie les ha hecho ni puto caso, seguiremos los demás exigiendo que nos equiparen salarios y calidad de vida con nuestros vecinos europeos.

No llueve ni a tiros, y el mes de octubre parece principios de septiembre. En casa voy en pantalón corto, los calcetines son elementos que uso para salir a la calle, y la colcha, por las noches, me molesta. No sé si es el cambio climático, pero si la tierra tiembla, nadie se va a salvar.

La “púnica” ya no esta de actualidad. El 3% se ha convertido en una cifra para calcular y no para denunciar. Los ciudadanos son felices viendo programas de cotilleos. En el trabajo me tratan bien y eso que estoy señalado. Todo me recuerda a la paz del cerdo, ese que engordan, cuidan para luego matarlo, entre terribles sufrimientos, y comérselo.

Sin más, esperando que les guste y les disguste, les dejo con:

 

EL REGRESO

 

He vuelto al bosque. He regresado de una manera diferente. No es que haya dejado nunca de ir a visitarlo. Ahora lo hago de distinta manera, en plenas facultades mentales y, sobretodo, físicas.

El asfalto me separa de lo verde. Mi mente ha tomado la decisión de no iniciar la carrera hasta ver los primeros árboles. A la vuelta la idea es la misma. Salgo del bosque, paro la máquina, y me convierto en un adoquín más.

Cuando estoy dentro de él noto que algo falta. No es la gente, que cada vez lo invade y lo destruye más, con la excusa de hacer deporte. ¿Llevar ropa chillona y tecnología que impide el anonimato es hacer deporte?

Mi conexión con la naturaleza me hace ser un tipo afortunado. Puedo escuchar sonidos y ver cosas que la mayoría no pueden percibir. No soy yo, son ellos. Son los árboles, caminos y seres vivos, que habitan allí, los que llaman mi atención. Son muchos años con ellos, respetándoles y cuidándoles.

Ellos, los moradores del bosque, saben que hasta me he hecho daño por protegerles. Sienten mi dolor y lamentan mi ausencia, como yo la suya. Cuando les cortan una rama sin motivo es como si a mí me cortaran una pierna o un brazo. Cuando me lastimo una pierna o un brazo es como si a ellos les cortaran unas ramas.

La naturaleza quiere humanos que la disfruten. Desean que todo el que vaya pase y no deje ningún rastro. Yo soy un ser de esas características. Entro y salgo como si fuera invisible. A mi paso no quedan registradas las huellas. No corro sino vuelo y no soy un velero bergantín.

La fauna y la flora se alegran de mi recuperación. Me vieron andar, sudaron con mi miedo a marchar, y ahora son felices con mi carrera. Yo también me entristezco con su debilidad. Veo arroyos secos, una nube de polvo que borra los senderos, árboles que no pueden cambiar de traje porque no se les caen las hojas, y animales que corren sin rumbo, y se esconden porque no saben muy bien en que estación están.

Mi regreso ha reafirmado mis ideas. No voy a dejarles a su suerte. Les he prometido que voy a continuar denunciando el destrozo que el ser humano y sus no políticas medioambientales le están haciendo al planeta. Me han despedido con flores, con cantares de pájaros, y con la esperanza de que vuelva llevándoles buenas noticias.