Integridad e inteligencia... por Antonio Cabrero Díaz

30.06.2017 10:07

Hola amiguitos de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez para recordarles que han pasado 40 años de nuestra reciente democracia. Esta parece poco REAL viendo la foto de las autoridades en el congreso. El templo estaba lleno de fascistas, digo de mercaderes, en la celebración de las elecciones de 1977.

En 1931 también se podía votar, incluso las mujeres podían efectuar el sufragio. Llegó el fascismo, ese que tanto gusta a los que nos gobiernan actualmente, y acabó con todo. A día de hoy pocas diferencias se observan del antes y el después.

Los ricos cada vez son más ricos. No hay separación de poderes. La corrupción heredada sigue de vigente actualidad. El pueblo llano apoya a quién les oprime y explota. La desigualdad cada vez es mayor. La educación ralla por su ausencia, y prima la uniformidad y el pensamiento único.

Alguien dirá, “si pero puedes escribir lo que escribes y en la dictadura NO”. Formo parte de esas minorías que cuestionan las doctrinas del estado que “ellos” permiten que existan para que creamos que somos libres, en una sociedad libre. No hay duda de que todo está bajo control.

Sin más, esperando que les guste y les disguste, les dejo con:

 

INTEGRIDAD E INTELIGENCIA

 

Peligrosas palabras estas dos. No son muy convenientes dentro de un mundo en donde reina la sobreactuación y la ignorancia. Todas aquellas personas que las defienden son castigadas por ellos de diferentes maneras y por muy distintos motivos.

El sistema no quiere gente íntegra, quiere gente sumisa. La máquina no quiere ciudadanos inteligentes, quiere peatones ignorantes. Es primordial para los intereses de los más ricos que triunfen “el que más da” y “todo por la pasta”.

También pueden pelear entre ellas. La integridad a veces odia a la inteligencia porque le ha llevado a lo que es. La inteligencia odia, a veces, a la integridad porque le pone entre la espada y la pared.

El hecho de tener fecha de caducidad hace que las dos se pongan de acuerdo. Piensan que ya que van a morir porque no ser como son y hacer lo que piensan. Esto provoca que haya gente diferente, no mejor, solo diferente.

Es complicado ser íntegro y llevar las ideas y convicciones hasta las últimas consecuencias. Hay personas que han perdido la vida por esto. Hay otras personas que no han perdido la vida pero han perdido la libertad. Es cuestión del valor que le demos a las cosas.

La inteligencia, sin embargo, puede hacernos la vida más fácil, sobretodo sil a utilizamos de forma egoísta. Hay personas poco inteligentes que alcanzan la felicidad, lo que le han dicho que es la felicidad. Hay personas muy inteligentes que son infelices, lo que le han dicho que es la infelicidad.

Tengo dudas y no se con cual quedarme para caminar por la vida. Creo que voy a quedarme con las dos. Las voy a utilizar para mi bien personal. Una vez que este a gusto conmigo mismo, voy a intentar que estos dos conceptos me sirvan para ayudar a los demás, sobre todo a los que peor están.

No ha pasado mucho rato y me veo obligado a cuestionar el estado de las cosas. La inteligencia no me permite tolerar lo injusto que es este mundo, y denuncio la gran desigualdad que hay entre ricos y pobres. La integridad me obliga a tomar partido y mancharme las manos del lado del más débil.

Estoy dentro de ese grupo de “no personas” que ponen en entredicho la doctrina del estado. Estoy dentro de ese grupo de “no trabajadores” que no acata la doctrina de la empresa. Empiezo a formar parte de los nadies, de los ningunos, de los ninguneados.

Se puede vivir con estas ropas. Se puede uno vestir todas las mañanas con la integridad y la inteligencia. El camino no va a ser fácil, habrá que sortear obstáculos, pero una vez que hayamos desaparecido nos quedará el buen sabor de boca de haber hecho lo correcto, y la ilusión de haber ayudado a las “no personas” a ser un poco más personas.