Marchas de la dignidad... por Antonio Cabrero Díaz

28.03.2014 00:00

 

Hola amiguitas y amiguitos de PB AGUJÚO, aquí estamos otra vez. Un periodista, un tal Alfonso Rojo, dijo en un programa de televisión, de esos que llaman del “TDT party”, que en España ya no cabían más gilipollas. Al escucharle me entró la risa, no pude reprimirme, y acabé hablando solo y en voz alta. Dije que tenía razón, y que lo mejor que podía hacer él es irse para dejar sitio a quien no lo sea.

Este personaje es un ejemplo de lo que se mueve en los medios de comunicación. Entes informativos que nos muestran una realidad bastante distorsionada, en donde la mentira y la falsedad se mueven a sus anchas.

PB Agujúo intenta dar un punto de vista, a través de sus diferentes secciones, alternativo al que nos muestran los medios convencionales. No digo que todo lo que aquí leen sea cierto, puesto que los que escriben lo hacen influenciados por la continua e ingente información manipulada que les llega. Pero si les puedo asegurar que intentan que lo narrado se aproxime lo más cerca posible a la verdad.

Lo que últimamente nos vienen contando sobre Crimea, Blesa y las preferentes, o el antiguo presidente Adolfo Suárez, no deja de ser un ejemplo de lo que he referido anteriormente. De estos temas de actualidad de duración limitada (Bárcenas ya no existe), poco, por no decir casi nada, nos va a llegar para que seamos capaces de saber realmente lo que pasa, o lo que ha pasado.

A continuación les voy a hablar de los movimientos ciudadanos que se están produciendo, y que tuvieron un momento álgido la semana pasada con una serie de marchas por todo el territorio del estado español, que terminó con una gran manifestación en Madrid.

Podrán leerlo y sacar sus propias conclusiones, incluso pensar, ¿por qué no?, que les estoy mintiendo. Esto realmente no es importante. Lo verdaderamente esencial es que se enteren de cosas que igual no les cuentan en otros foros, debido a que los que nos dirigen no quieren que sepan lo que realmente esta ocurriendo.

 

Sin más, soñando que el miedo deje paso a la esperanza, y esperando que les guste, y que les disguste, les dejo con:

 

MARCHAS DE LA DIGNIDAD

 

Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, el cual ha llegado a su cargo puesto a dedo por Esperanza Aguirre, en agradecimiento a los servicios prestados, al cual nadie ha votado, dijo que las personas que participaban en la movilizaciones por la dignidad eran los nuevos neonazis del siglo XXI.

Después de tan desafortunadas declaraciones sigue en su puesto. Ni le han cesado, ni ha dimitido, y continua sacando pecho después de insultar y ofender a ciudadanos a los cuales tiene el deber de servir como cargo público que es.

Es evidente que a este personaje, y a otros muchos, esta clase de protestas no les gustan, y no se identifican para nada con ellas. Es lógico porque nada tiene en común  un individuo que posee un ático valorado en 750.000 euros, conseguido de una manera poco clara e irregular (¿regalo de Cerezo quizás?), con personas que no tienen ni pan, ni techo, ni trabajo.

Estas tres últimas palabras eran la base de las marchas por la dignidad. Las personas que organizaban los actos pedían al gobierno que asegure un trabajo digno a la gente para poder tener alimento y una vivienda. Cosas básicas estas en un estado que rige sus derechos por una constitución que impone el bienestar y la igualdad a todos los miembros que están bajo su amparo.

Las marchas partieron de todos los puntos cardinales de nuestra geografía confluyendo en el centro de la capital, y teniendo como colofón una gran manifestación final cuyo recorrido iba desde Atocha a la Plaza de Colón, en donde se leyó un manifiesto reivindicando lo anteriormente expuesto.

El sábado 22 de marzo acudí, como no podía ser de otra manera, a la convocatoria de la dignidad, porque estaba de acuerdo con todos los puntos de sus bases, porque estaba organizada por movimientos ciudadanos (como Frente Cívico) y porque quería apoyar la lucha de un montón de personas que llevaban días caminando para que haya un mejor reparto de la riqueza y una mayor justicia social.

La convocatoria fue un éxito de afluencia de público, las diferentes columnas territoriales estaban a reventar apoyadas por los ciudadanos de los diferentes barrios y pueblos por donde pasaron. También hubo asistencia de sindicatos, como Comisiones, CNT, Y CGT (este el más numeroso), y de trabajadores que luchan por no perder sus puestos de trabajo (coca cola y panrico). Los partidos políticos quedaron completamente al margen, aunque se podía ver a algunos representantes de Izquierda Unida, siempre en calidad de participantes y nunca de organizadores del evento.

Al final de la larga cola que recorría el Paseo del Prado había un grupo de jóvenes con banderas rojas y negras, la mayoría encapuchados, que no se sabe muy bien a quién representan, y que al final de la marcha provocaron altercados e incidentes con la policía. Muchos pensamos que estos grupúsculos en vez de ser anarquistas, como se autoproclaman ellos, podrían ser miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, cuyo único objetivo era reventar la convocatoria para que se perdiera el mensaje principal y solo quedara reflejado lo que al poder le interesa, la violencia.

De este tema no voy a hablar, porque lo importante no fueron los disturbios del final, sino todo lo que he narrado. No deja de ser muy sospechoso que el mayor despliegue de antidisturbios de la historia (más de 1.600) no fuera capaz de reducir a una minoría, y que se dejaran pegar, obedeciendo las órdenes de los de arriba de no cargar. ¿Otro intento más de desprestigiar el mensaje intentando hacer ver que los que piden justicia son unos violentos que merecen todo lo que les pasa? Lo dejo para aquellos que tengan las entendederas suficientes como para darse cuenta del juego sucio que utilizan los cargos públicos de los diferentes estamentos de poder del estado.

El acto fue todo un triunfo de la ciudadanía, y una llamada de atención al gobierno de España y de Europa por sus políticas económicas de austeridad. Las hileras humanas dejaron claro que hay una gran masa social que exige que se acaben los recortes sociales y los ajustes económicos, y que pide que se les den a los ciudadanos lo que con su dinero se han ganado, que son buenos servicios y una mejor calidad de vida.

Toda persona de bien debería estar de acuerdo en todas las peticiones aquí explicadas, y sobretodo aquellos que tienen unas profundas creencias religiosas. La movilización por la dignidad no dejó de ser un reflejo de lo que viene escrito en el evangelio, en el cual queda claro que hay que ayudar al débil y dar de comer al que tiene hambre.

La iglesia en este aspecto sigue en la línea que viene desarrollando desde tiempos inmemoriales, estar al lado del poderoso para enriquecerse, adoctrinar a los desfavorecidos, y manipular a la población para mantener su hegemonía. No me percaté, pero no recuerdo haber visto a ningún representante eclesiástico, ni a ninguna asociación religiosa. Imagino que estarían ocupadas con algún funeral de estado, o oficiando alguna boda que les siga asegurando sus privilegios.

A la mañana siguiente me acerqué al quiosco a comprar el periódico (el crucigrama sigue siendo lo mejor). Las diferentes editoriales son fieles servidoras de la mano que les da de comer, las subvenciones de los gobiernos. ABC, La Razón, El Mundo, El País. Opté por este último, más que nada por el crucigrama.

Daban una información oficial. Narraban todo lo que he escrito de una manera muy nublada, haciendo hincapié en los actos violentos, pero cometiendo un pecado imperdonable para cualquier medio independiente que se precie, no investigar y omitir la verdad con el feo gesto de mirar para otro lado.

Las cifras de asistentes que aparecían en su artículo provenían de la policía, la cual ofrece los números que le dicta la delegación del gobierno. Estas reflejaban que había habido 35.000 personas, muchas menos de las calculadas originalmente, unas 55.000. Para qué calcular por metro cuadrado como hicieron en la protesta contra la guerra de Irak, para qué ser libres y contar la verdad, la realidad de que había más de 100.000, o más de 150.000 personas. Para qué recalcar que una de las cuestiones más importantes y solidarias que se pedían era que el gobierno conceda una renta fija (de unos 600 euros) para aquellas familias que están en el umbral de la pobreza. En definitiva para qué relatar que hay un montón de personas que no están de acuerdo con este modelo injusto y alienante, en donde la voz discrepante es continuamente acallada y vilipendiada.

 

La dignidad es algo que sale a flote cuando al individuo le han quitado todos sus derechos. Es en ese momento cuando se da cuenta de que nada más tiene que perder. Y es cuando más lucha por lo que le han robado. Esto que lo tengan en cuenta los que nos ponen la mordaza y piensan que su trono es intocable.

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