Me quedo con mi corrobla... por Antonio Cabrero Díaz

17.10.2014 00:00

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo, aquí estamos otra vez.

No pienso hablar de ninguna noticia que este de actualidad. Ni tarjetas, ni independencias, ni virus, ni políticos. Total para qué, sino vamos a sacar nada en claro, y mucho menos solucionar nada. Según les conviene nos machacan con un tema u otro, dando igual la verdad de las cosas y el interés común. Todo esta estudiado y perfectamente milimetrado para seguir tomándonos el pelo, y es evidente que lo están consiguiendo.

Lo que esta claro es que el país en donde vivimos y sus mil y una diferentes comunidades y países están llenos de sinvergüenzas y ladrones, y que mientras gane el Madrid y el Barcelona, y tengamos una vida perfecta nunca pasará nada.

Sin más, esperando que ocurra el milagro de que alguien dimita cuando no este a la altura del cargo que desempeña, y que les guste y les disguste lo escrito, les dejo:


ME QUEDO CON MI CORROBLA


"A ver Felo, tú que eres abogao, ¿si se caen los niños por la ventana del garito tengo alguna culpa?, ¿ me llevarían a la cárcel?

Tranquilo Wayne (después de múltiples risas) que no te va a pasar nada".

Este pequeño diálogo es un reflejo de la relación que tenemos el grupo de amigos del pueblo que durante más de treinta años llevamos juntos con dicha relación. No me digan que no es auténtico por muchas veces que lo haya escrito aquí. Me tienen que reconocer que es peculiar que en un mundo tan clasista y global haya un grupo de personas que cuando se reúnen sean simplemente eso,  personas, despojándose de títulos, cargos y dinero.

Yo que, a pesar de mi carácter y manera de ser, tengo una gran vida social me doy cuenta de lo extraordinario de mi pandilla. No en todos los grupos y foros se actúa de la misma manera. No todas las personas se desnudan de sus vestidos sociales y se muestran tal como son.

No falla el hecho de que te presenten a través de tu trabajo a otras personas en vez de dejarlo sólo en el nombre. Siempre tienes que escuchar como un conocido habla de ti a otro amigo o conocido suyo de lo extraordinario que puedes ser debido a tus logros adémicos o económicos.

No hay cosa que me ponga de más mala hostia que el hecho de que alguien que me conoce, pero que no es amigo de siempre, le diga a otro que no soy cualquier cosa, por el hecho de haber nacido en un barrio pobre, sacudido por la droga y no haber caído en ella, y además tener una carrera y ser todo un profesor.

Punto  primero: A la persona que me acaba de conocer le debe importar mi curriculum lo mismo que a mí el suyo,
NADA.

Punto segundo: El que este conmigo debe estarlo por lo que soy y nunca por lo que poseo.

Punto tercero: El que busque niveles y honores se equivoca de sitio y de persona y debe abandonar mi compañía de manera inmediata.

Cuando me encuentro en un lugar cualquiera disfrutando de una conversación o de una caña poco me importan los haberes de los que están a mi alrededor. Lo único que valoro es si estoy agusto o no. Si lo estoy, me quedo, y si no lo estoy, pues me marcho y punto. Jandri, un conocido mío de grado alto (amigo), siempre me dice que lo mejor que tiene nuestro grupo de Pedro Bernardo es que ahí nadie es mas que nadie, y que no hay profesión o dinero en el banco que aparezca o influya en nuestra relación.

La verdad es que tiene toda la razón y me gusta. Me mola mucho que el Calo, por ejemplo, cuando a alguno de nosotros, de estudios y nivel más elevado según marca lo socialmente correcto, se le va la olla y dice alguna estupidez guiado por el orgullo, le ponga rápido al corriente, y le diga que no se tire el pisto, que le conoce de toda la vida, y que incluso le ha visto como se le caían los mocos, que se deje de tonterías, que no va a engañar a nadie.

Muchos dicen que somos los más tontos del pueblo, y por supuesto que tienen toda la razón, o que somos unos borrachos que llevamos toda la vida bebiendo, y sería un escándalo decir lo contrario, por mucha carrera o buen trabajo que tengamos, y están totalmente en lo cierto. Pero hasta en eso estamos todos a la par, aunque haya alguno que este un poco por encima de la  media.

Yo solo se que cuando ando con unos u otros, unos más ilustrados, otros más artistas, siempre dejo un hueco en mi mente en donde guardo el recuerdo de mi peña. Mientras las conversaciones suben de nivel mi cerebro se llena de imágenes de acciones, comentarios y paridas de mi cuadrilla, a la vez que soy observado con aceptación por mis interlocutores sintiéndose correspondidos por mi sonrisa y asentimiento de cabeza.

Lo que no sabe la gente importante es que cuando ellos hablan o actúan de una manera excelsa, yo estoy pensando en albañiles, electricistas, taxistas, ingenieros, maestros, secretarios judiciales, farmacéuticos, enfermeros, dependientes, empresarios, operarios, abogados, militares, agentes de viajes, agentes de movilidad, autobuseros, y demás profesionales que cuando se juntan consiguen que todo eso desaparezca, y formen, simplemente, un grupo de amigos que se divierten y, a su manera, se aprecian, y entonces, me giro, sonrío y me digo, ¡me quedo con mi corrobla!