Mutantes ladrones... por Antonio Cabrero Díaz

22.01.2016 08:48

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez para alegrarles el día. Para ser feliz hay que tener buena SALUD y mala MEMORIA, según decía una actriz. Otros piensan que lo mejor es tener un camión, perseguir a los urbanos, y a la pareja meter mano.

¿Nuestra felicidad depende del nuevo gobierno que se forme?, evidentemente, ¡no! Sea quien sea el presidente de España (esperemos que no sea del PP) nuestras vidas continuaran marcadas por los mercados y las pocas manos que los manejan.

La culpa de la desigualdad mundial no la tienen los ricos, la tenemos nosotros por ser desiguales. Es culpa nuestra haber nacido pobre y no tener  las mismas oportunidades que los adinerados. A ver si espabilamos, dejamos a un lado lo correcto, y nos decidimos a ser como los que más tienen.

Sin más, esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

 

MUTANTES LADRONES

 

 

A cada paso que doy me encuentro una persona que critica de manera inapelable la falta de honradez de nuestros representantes políticos. La plebe no escatima insultos a la “casta” política, y afirma que todos son unos chorizos, incluso los que acaban de llegar.

¿Se han preguntado ellos a sí mismos el por qué de la falta de decoro de sus representantes públicos?, ¿han analizado el problema y no hallan solución al mismo?, pues la respuesta es muy clara y muy cercana, los políticos roban porque nosotros también robamos.

Salgo de casa y llego al centro de trabajo. El director me comenta que el regalo de empresa navideño no me lo puede dar porque alguien se lo ha llevado, o dicho de otra manera, me lo han levantado.

Subo las escaleras que me llevan a mi sala de profesores. En unos sobres tengo el dinero que me han entregado los alumnos para ir al Auditorio Nacional. Los abro, echo el dinero en la mesa. No me salen las cuentas. Me faltan 15 euros. No sé quien los ha sustraído, no sé si han sido los padres, los compañeros, los niños, o las de la limpieza.

Salgo del colegio. Llego al barrio. Mi colega Jose me dice que el banco le ha timado. Le ha cobrado una comisión que no sabe de donde viene. Se desdice y me recomienda que no cambie de entidad bancaria porque todas son iguales, unas ladronas.

Estoy en mi portal. Abro el buzón. Una carta de una compañía suministradora de energía. Me cobran un seguro que ya no tengo, y que nunca firmé. Les llamo. Me quieren cobrar un año. Les digo que aunque me amenacen y me maten no pienso pagarlo. Se lo repito dos veces para que quede bien grabado.

Me llaman los amiguetes para tomar unas cañas. Me encuentro en un bar. De refilón veo como a un cliente le dan mal el cambio. Este no dice nada. Un rato más tarde, en otro garito, cuenta a sus amigos, con orgullo, que le han dado 10 euros de más.

Días más tarde alterno con otro grupo de conocidos. Uno de ellos, muy digno él, pone a caer de un burro al PP. Se declara socialista. Es un pequeño empresario, de estos que ganan mucho dinero para ser más que yo, pero poco para ser más que los que lo ganan todo. No dice que tiene empleados sin asegurar, y que les paga lo justo y necesario, según su criterio.

En la misma corrobla hay otro que esta forrado pero que nunca paga una ronda que demuestre que quiere formar parte del grupo. Hay veces que, con mucho arte, se escapa y no paga ninguna. Seguro que al llegar a casa es feliz cuando ve el monedero intacto, al igual que la cartera que nos ha robado.

Personas, ciudadanos, que tienen diferentes oficios, desde el más humilde al más elevado, roban sin ninguna contemplación. Cumplen con su función de mutantes. No piensan, y mucho menos en el bien común, y actúan, cual robot, para que todo este como tiene que estar.

La gente honrada es una especie en extinción que paga las consecuencias que provocan los actos de una mayoría de mutantes ladrones, que les rodean y les roban. Los políticos que nos mal representan no dejan de ser un grupúsculo más de esta secta, la cual amenaza con extenderse y convertirnos a todos en cómplices de este latrocinio universal, multicultural, y totalmente destructivo.