Niño sirio, niño muerto... por Antonio Cabrero Díaz

05.02.2016 00:42

 

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

 

Aquí estamos otra vez con la sana intención de hablarles sobre temas que no están de actualidad, o que no son importantes para los medios capitalistas. Lo importante es participar de un verdad que no tenemos la voluntad de manipular.

Es un gusto ver como funcionan las asociaciones de Pedro Bernardo. En este pueblo de Ávila destaca Siempreviva con sus múltiples actividades y su Mascarávila. Este fin de semana los maschurreros darán vida al carnaval.

El club ciclista también se lo ha currado y presenta una temporada llena de atractivas ofertas deportivas. El club de vuelo con sus expediciones y demás actos generosos mantienen su antigüedad y valor. ¿Y el ayuntamiento?, no sabe, no contesta.

¿Qué organiza el consistorio? No voy a pedir desde aquí que me den explicaciones pues no me las dieron respecto al tema del supuesto amaño del puesto de oficial.

En vista de los acontecimientos no estaría mal que todo el equipo de gobierno dimitiera y dejara a los miembros de las diferentes asociaciones llevar las riendas de este denostado pueblo. De hecho ya lo están haciendo.

Mi más sincera enhorabuena a todas ellas, incluida la peña madridista.

Sin más, sin ánimo de ofender, con ánimo de reivindicar nuestros derechos como ciudadanos,  esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

NIÑO SIRIO, NIÑO MUERTO

 

 

En mi colegio los alumnos llevan semanas preparando el día de la paz. Estos niños no es que sean millonarios es que son afortunados por no ahogarse en el mar. Tienen una suerte que, lejos de apreciarla, ignoran, y valoran en su justa medida.

Me llama la atención como esta enfocado la celebración de este día. En teoría se reclama que no haya guerras en el mundo, que la gente no se muera de hambre, y que se respeten los derechos humanos, sobretodo los de los menores.

Todo es muy convencional. Todo es muy oficial, como una rutina sin sustancia. También se celebran el día de la madre, del padre, de la lucha contra la violencia de género, y así sucesivamente una fecha tras otra.

Los padres ayudan a hacer los dibujos o trabajos que mandan a sus hijos. Les disfrazan, y van a verles a funciones y obras de teatro. Y, como no podía ser de otra manera, apoyan con su voto y sus ideas a partidos que con sus políticas hacen todo lo contrario a lo que se celebra esos días.

Echo en falta que todos los días sean ese día. Me parece inútil reivindicar que no se mate gente si no va acompañado de un activismo continuo. Si queremos paz empecemos por educar a nuestros hijos explicándoles que es la guerra. Si no queremos que las personas mueran de manera injusta exijamos a nuestros gobiernos que no vendan armas.

Hay niños de primera y de segunda. Están los que tienen todo y los que no tienen nada. Están los que importan y los que forman parte de un teletipo. Están los niños del primer mundo y el resto. Están los niños sirios muriéndose por la dejadez de los que mandan en el mundo.

Según las noticias en Siria han muerto 10 000 niños, o sea que seguro que son muchísimos más. También mueren a diario en diferentes partes de todos los continentes miles y miles. Las empresas alimenticias tienen que ganar dinero cotizando en bolsa, utilizando los alimentos como activos en alza. Los niños mueren porque hay que seguir manteniendo la desigualdad entre ricos y pobres.

Mientras ellos mueren los padres de la clase trabajadora verán con buenos ojos que se celebre el día de la paz. Estarán encantados de que gobierne el PP para que se sigan saltando los acuerdos internacionales sobre asilo a refugiados. Vivirán felices viendo las fotos de sus hijos del día del disfraz. Estarán, sin darse cuenta, cavando la fosa a donde irán a parar los derechos y libertades de los hijos de sus hijos.

Hasta que llegue ese momento, mientras un niño sirio es un niño muerto, seguiremos envenenándonos con los productos que comemos, y continuaremos curándonos con los medicamentos que fabrican con los residuos de esos alimentos. Seremos felices, igual que lo es el cerdo cuando le ceban antes del día de la matanza.