Pido disculpas... por Antonio Cabrero Díaz

16.05.2014 00:00

 

Hola amiguitos y amiguitas de PB agujúo aquí estamos otra vez.

La semana anterior escribí “viva fraguel rock” artículo que sustituyó al primero que había escrito. A última hora rompí el original porque me entró el pánico de que sentimientos muy profundos fueran compartidos con mucha gente.

Delante del ordenador, con los papeles encima del teclado, me di cuenta de que no era necesario dar tantos datos sobre mis dolores y sentimientos, y mucho menos de mi manera real de ser. Hoy no va a pasar lo mismo.

El escrito que a continuación, si tienen paciencia e interés, van a leer trata de mis ideas, y del porqué de mis comportamientos y actitudes, a veces no del todo comprensibles por parte del que esta al otro lado.

Pienso que al individuo de nuestra sociedad moderna le falta hace un poco de autocrítica y que debe dejar de mirarse el ombligo. Hoy en día hay un exceso de crítica hacia los demás y un defecto hacia la propia persona.

Nos cuesta un mundo reconocer nuestros errores y nuestros múltiples defectos, así como reconocer nuestras faltas. Pensamos que nuestra opinión es la mejor y que la de los demás es secundaria, sin darnos cuenta, o no querer ver, que también cometemos equivocaciones y que no siempre llevamos la razón.

Soy el primero en admitir que no tengo la verdad absoluta, y que debido a mis costumbres a veces hago daño a personas que me quieren y aprecian. Todo esto no es casualidad y si debido a los convicciones e ideas propias de uno.

Espero que no se aburran con lo que van a leer, y que les sirva para darse cuenta de cosas, que debido a la búsqueda de la superioridad, nuestro intelecto no nos deja ver, y mucho menos reconocer.

 

Sin más, esperando que el miedo deje paso a la esperanza, y que les guste, o les disguste, lo escrito, les dejo con:

 

PIDO DISCULPAS

 

La idea fundamental que ocupa mi cabeza desde que soy joven es ser lo más libre posible. Depender lo menos posible de las imposiciones en todos los ámbitos de mi vida no siempre me ha traído satisfacciones y sí problemas, además de la incomprensión de la gente.

Intento hacer lo que creo que debo hacer en todos los foros donde me muevo, sean estos laborales, sociales, o de relaciones personales. A veces he podido, otras no tanto, pero siempre intentando ser coherente al máximo con mis ideas.

Me enseñaron que ser honrado es lo más importante en esta vida, y partiendo de esta premisa camino por el mundo viviendo mi vida sin meterme  en la de los demás.

En el mundo laboral, en el cual incluyo mi trayectoria académica, nunca he buscado nada que no debiera, y mucho menos he hecho la cama a ningún compañero para beneficio propio. Tampoco hago la pelota, ni sonrío cuando no tengo ganas, o digo cosas que no pienso o no me apetece por el mero hecho de figurar.

Esto que muchos ven como algo irrelevante y absurdo, incluso de ser poco listo, para mi es fundamental. Es esencial mantener mi integridad al máximo, y con ello mi dignidad, porque es de las pocas cosas que dan sentido a mi vida.

En el momento que cometiese una acción que tirara por la borda los principios que han marcado mi vida se acabaría todo el sentido de la misma. Si por ejemplo dejara de opinar lo que yo creo que debo con el único objetivo de tener contento al jefe, en ese instante perdería toda la esencia de lo que llevo años defendiendo, la justicia y la igualdad.

Con que cara me leerían ustedes cuando se enteraran de que soy un estómago agradecido, un aprovechado y un falso. Con razón dirían que no se puede escribir denunciando toda injusticia que sucede y por otro lado comportarse de una manera peor que aquellos que son denunciados.

En mis relaciones personales me conduzco con el mismo criterio. Intento tratar a las personas con las que me relaciono como yo quisiera que me trataran a mí. Si yo no me meto en la vida de nadie es porque no quiero que nadie se meta en la mía. Si yo no le exijo cuentas a nadie es porque no quiero que nadie me las pida a mí. Si yo no me comprometo con nadie a ningún nivel es porque yo no quiero que nadie se comprometa conmigo.

Esto que puede parecer que es de ser muy egoísta, en mi opinión es de ser muy generoso. Qué forma más bonita de compartir que no pedir nada a cambio. Qué manera más sensacional de relacionarse que dejar que cada uno haga libremente lo que le apetezca como quiera y cuando quiera.

Hay personas que te aprecian y no entienden, debido a tu manera de ser, que no siempre quieras quedar con ellos. Esto no indica que yo no los aprecie, igual les tengo más cariño que ellos a mí, sino que antepongo la sinceridad de lo que siento a fingir.

Hay reuniones en las que me siento fuera de lugar, y en las que creo que no pinto nada por diversos motivos, y a las cuales no acudo. Yo entiendo a la vez que haya personas que les pase lo mismo conmigo y no les apetezca quedar. En ambos casos nadie debería sentirse ofendido, porque el hecho de no querer quedar con unos u otros para mí no es un tema de los demás y sí de índole personal.

Yo siempre actúo como quiero que actúen conmigo. Si no me apetece salir no salgo. Si no quiero ir a un concierto no voy. Si no quiero ir a una comida me quedo tan a gusto en casa. Si no quiero hablar no hablo, y si no me sale saludar o besar a alguien pues no lo hago.

Comprendo que esta forma de comportarse, que yo veo natural, a otros les parezca propia de una persona antisocial y maleducada. Aunque no comparta esta visión, la entiendo y la respeto, y lo único que puedo hacer es pedir disculpas a todos aquellos que se hayan sentido ofendidos.

Mi lucha por la vida es la búsqueda de la libertad sin pararme en convencionalismos sociales. Es lo único que creo que merece la pena, porque soy de los que piensan que ningún hombre es libre si los que le rodean no lo son.

Si yo voy cediendo en una cosa y en otra, y voy perdiendo poco a poco la poca libertad que tengo, flaco favor le voy hacer a todos los que no tienen ninguna. Se que esta actitud me va a traer problemas, que probablemente no voy a llegar muy lejos, y que la gente no me va a considerar el más guay del grupo, pero me va a proporcionar el gusto de poder morirme con la conciencia tranquila de haber hecho aquello que tenía y debía hacer.