Responsabilidades... por Antonio Cabrero Díaz

28.04.2016 23:06

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez demostrando que aguantamos el tirón como la mayoría de la población. Para esto es fundamental tener una buena preparación física, y una excelente fortaleza mental. Ayuda mucho el hecho de no tener miedo a comerse unos calamares fritos si la situación lo requiere.

Nuestro “amigo” Felipe VI pide, ante unas nuevas elecciones, que los partidos hagan una campaña austera para ahorrar el máximo dinero posible al contribuyente. Podría empezar él, si tanto interés tiene por el ahorro, por abdicar y devolver todo el dinero que nos cuesta, y nos ha costado, su familia desde que les pusiera el asesino dictador a chupar del bote de los asalariados ciudadanos.

Qué mal nos cae el gobierno de Venezuela. Cuba ya no porque el mayor estado terrorista del mundo, EE UU, ha dicho que son buenos. Los bolivarianos son muy peligrosos. No así China, en donde matan a gente todos los días, y es una dictadura. Tampoco tenemos reparo en hacer negocios con Arabia Saudí. Otra dictadura que comete todo tipo de tropelías y no respeta ningún tipo de derecho humano.

Sin más, esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

 

RESPONSABILIDADES

 

 

“La semana ha sido dura. El miércoles jugó el atleti,salí un ratito a verlos y a tomar unas cañas. El jueves me dieron un toque los antiguos compis del cole, y que ahora son nuevos conocidos del barrio. El viernes tuve comida con “los lunes al sol” y estuve todo el día rokeando. El sábado me escondí. El domingo empecé con unos en el barrio, me enganché con otros y terminé mi cañeteo en Carabanchel con otros distintos”.

Ante la pregunta rutinaria y totalmente impertinente de, “¿qué tal el fin de semana?”, esta fue mi respuesta de la semana pasada al preguntador de turno. Las primeras reacciones de aquel o aquella que lo escucha son muecas, gestos y ojos un poco fuera de las órbitas.

A continuación te sueltan el típico rollo fascistoide y convencional del “ya tienes una edad”, “cualquier día te va a dar algo”. Lo acompañan de preguntas como, “¿hasta cuando vas a seguir así?”, “¿te ves toda la vida igual?”, ¿no crees que deberías asumir tus responsabilidades y “sentar” la cabeza?”.

¿Responsabilidades?, ¿qué es eso de asumir responsabilidades?, ¿y si este que les escribe no quiere tener ninguna, o las menos posibles?, ¿“sentar” la cabeza es hacer lo que uno no quiere hacer?

Parece que por narices hay que tener responsabilidades. Una de ellas es trabajar, y hacerlo de manera correcta, e, incluso, de forma desmesurada. Es curioso porque podría parecer que no cumplo. Esté como esté, o haya hecho lo que hay hecho la noche anterior, siempre estoy a la altura en el tajo y nunca he fallado, a mi pesar, con mi deber, y mucho menos he perjudicado a ningún compañero.

Por otra parte todos los “correctos”, los que llevan una vida “ordenada”, y como “dios manda”, fallan más que una escopeta de feria. Aparte que hacen la cama más que en un hotel, y botan la pelota más que en un partido de a NBA. Hacer y botar, en este caso, son sinónimos.

Detrás de este afeamiento de conducta, que a mi particularmente me la trae al fresco, se esconde una envidia insana. ¿Pero quién podría tener envidia de un tipo como yo, que ni siquiera tiene pantalones vaqueros?, pues, aunque no lo crean, muchas personas que viven vidas que no quieren vivir, pero que les han hecho crearse una serie de “responsabilidades” que les atan de pies y manos, y no les dejan hacer lo que realmente les gusta que, como a todos, es pasarlo bien.

Cuando lean este artículo llevaré una semana muy sociable. El miércoles habré visto al atleti.El jueves habré quedado con los del barrio a tomar unas cañas. Y el viernes estaré en Pedro Bernardo disfrutando del puente de mayo, y de la feria de la “castaña”, que se celebrará en los campos de la Asomadilla. El lunes, si sobrevivo, estaré para que me tiren al río, y mi única responsabilidad será respirar, bajar pulsaciones y tensión, y recuperar el cuerpo para la próxima.

Jamás hago las cosas pensando en el que dirán. Nunca miro el carné de identidad porque la edad es un dato para hacienda, la policía, y las grandes corporaciones que te quieren vender algo, a la hora de estar en un sitio u otro. Y lo más importante, siempre me ha gustado llevar la contraria, y el hecho de no tener o no querer responsabilidades a mi edad, sin proponérmelo, es una manera de llevarla.