¡¡ Van a por nosotros !!... por Antonio Cabrero Díaz

07.02.2014 00:00

Hola amiguitas y amiguitos de PB AGUJÚO, aquí estamos otra vez. Antes de empezar con el artículo de hoy les recuerdo que los trabajadores de coca cola España están en huelga indefinida hasta que se resuelva el conflicto que ha provocado el ERE que quiere dejar a 1250 familias en la calle, cuya fecha de aplicación es el 22 de febrero.

Desde PB agujúo les pedimos que sean solidarios con estos trabajadores y que hagan boicot a la marca, es decir, NO BEBAN UNA SOLA COCA COLA hasta que la dirección de empresa anuncie que no va a haber ningún despido.

Por otro lado me llena de satisfacción que Daniel de Andrés siga adelante con su proyecto, la película “tres días en Pedro Bernardo”, del cual desde este blog tan bien nos informa Alberto en su sección, “crónicas de un pueblo”. Ambos protagonistas, Daniel y Alberto, demuestran que tienen una querencia especial por el pueblo de sus ancestros, cosa esta de admirar en tiempos tan egoístas e inhumanos.

También les advierto que se avecina tormenta para los empleados de la EMT, que parece que van a ser los próximos que sufran en sus carnes las injustas políticas económicas de recortes que nuestros mal llamados representantes del pueblo aplican sin ningún tipo de escrúpulo y sentimiento.

Termino destacando una patochada que vi de refilón en televisión el domingo pasado, en donde dos impresentables debatían sobre si un cacho de territorio debía ser de una nación u otra, colaborando (pues de eso viven, y muy bien por cierto) con el desvío planeado de la atención de lo que realmente esta ocurriendo, el exterminio de las clases medias de nuestro país.

Sin más, soñando que el miedo deje paso a la esperanza, y esperando que les guste, y que les disguste, les dejo con:

 

¡VAN A POR NOSOTROS!

 

Viendo el nivel de independencia y de logros de derechos que han alcanzado los ciudadanos de los países desarrollados, los que manejan los estamentos de poder que mueven el sistema han decidido que quieren ganar más, y que la mejor forma para lograr este objetivo es que nosotros ganemos menos.

La táctica ha sido fácil y sencilla, vamos hacer creer a la clase media que son importantes y ricos, vamos a darles créditos ilegales para que puedan acceder a propiedades y bienes en otro tiempo impensables, y cuando menos se lo esperen se lo vamos a quitar todo de un plumazo, sus bienes y sus derechos.

En el momento que económicamente somos dependientes de sus entidades financieras, lo tienen mucho más fácil para que también lo seamos en las empresas y corporaciones, aceptando todas las condiciones que nos impongan sin capacidad de protesta alguna.

Nos bajan los salarios, nos suben los impuestos, y nos meten el miedo en el cuerpo con la pérdida de todo lo mínimo que tenemos, de una manera continua y repetitiva, produciendo el efecto que tenían estudiado en el origen, tenernos como esclavos, en condiciones laborales y sociales anteriores a los años de la democracia.

La situación muchos la vimos venir, pero el poder mediático tiene una influencia tan descomunal que lo que parece evidente es dado la vuelta para que sea todo lo contrario a lo que realmente es.

El inicio del ataque más reciente a las clases medias comenzó con el recorte de sueldo a los funcionarios y empleados públicos (en el sector privado fue anterior), ¿y cómo respondió el citado colectivo?, alegrándose de la injusta medida aprobada por los diferentes gobiernos.

La ofensiva se siguió desarrollando con la aprobación de la reforma laboral, hecho gravísimo puesto que terminaba de un golpe con todos los logros obreros conseguidos en décadas anteriores, y dejaba en manos de los grandes empresarios la vida y destino de los trabajadores, huérfanos de cualquier posible defensa.

El desenlace es la continua aplicación de la norma, que se traduce en el continuo goteo de despidos, rebajas salariales e incremento de volumen de trabajo, desembocando en la completa eliminación de la capacidad de decisión y de reivindicación por parte de los apabullados asalariados.

Gran parte de este proceso se ha llevado a cabo por la apatía de los ciudadanos y por una total falta de solidaridad y compañerismo, traducida en el mediocre y egoísta pensamiento del, “a mí no me va a tocar”.

Cuando fueron a por lo funcionarios muchos dijimos que detrás de ellos íbamos todos, del ámbito privado por supuesto que también, porque un razonamiento lógico indica que si bajan los sueldos bajan las libertades y el consumo, y esto lleva a que el comercio y la mediana empresa no vendan, y sino venden sobran empleados, a los cuales hay que despedir, formando todo parte de una rueda que ha sido pinchada por las estrategias maquiavélicas de los que dominan este poco cuidado y explotado mundo.

Lo que no preveían los que urdieron este plan es que cuando a la gente le quitas todo y no le dejas nada, y por tanto no tiene nada que perder, reacciona y sale a la calle a exigir lo que por derecho, incluso constitucional, le corresponde, sin miedo a porrazos, multas o detenciones.

Los que mandan saben que nos pueden reprimir un día, dos, o tal vez tres, a golpes policiales, pero que no pueden parar a una masa cabreada de ciudadanos, que es la verdadera mayoría, y que en un momento dado pueden bajarles de su poltrona de poder.

Los hechos recientes me dan la razón. Los diferentes movimientos ciudadanos han conseguido gotitas de justicia social, ahí tenemos los ejemplos de los empleados de la limpieza de Madrid, la paralización de la privatización de la sanidad madrileña, o el triunfo vecinal del barrio Gamonal de Burgos.

Van a por nosotros, ahora y siempre, y tenemos que tener claro que esto es una guerra sin balas pero con decretos asesinos y exterminadores, en la cual no nos podemos quedar mirando como nos van cortando brazos y piernas para acabar comiéndose el cuerpo de nuestros derechos.

Debemos actuar defendiendo lo nuestro y lo de los demás, porque si conseguimos el bien a nuestro alrededor vendrá el nuestro propio por el camino, por eso cualquier lucha y cualquier injusticia la debemos apoyar y nos debe doler como si fuera nuestra, y por este simple motivo ante cualquier agresión social, venga de donde venga, debemos responder con nuestras mejores armas, EL NÚMERO Y LA RAZÓN.