Vicky, "el vikingo", se tapa la nariz... por Antonio Cabrero Díaz

15.11.2013 00:00

 

Hola amiguitas y amiguitos de PB AGUJÚO, aquí estamos otra vez para contarles como nuestros héroes de la infancia encarnados en dibujos animados, lejos de dejarse someter por los poderes económicos, nos advierten del peligro que corre nuestra integridad física, y de manera más preocupante, nuestra integridad mental.

Antes de comenzar, como es habitual, les quiero endulzar el día haciéndoles saber que después de esta vida hay otra mucho mejor (como no podía ser de otra manera), y que Dios existe.

Tantos años con la firme idea de que la fe es creencia pero no realidad demostrable científicamente, y de repente, sin avisar, se nos aparece el creador, el gran salvador, abriéndonos los ojos y mostrándonos quien es nuestro auténtico Mesías.

No me he vuelto loco, soy el mismo que tienen la paciencia de leer todos los viernes en este blog, con las mismas ideas y convicciones. Pero este que escribe puede decir muy alto que se ha equivocado, que ha estado en las tinieblas del error durante toda su existencia, y que rectifica para afirmar que ¡Dios existe!, y se llama José Maria Aznar.

Sí amigos, el mundo lo creo él, trabajó en ello todos los días de la semana, no tuvo descanso, y nos dio la vida maravillosa y placentera que todos los habitantes de planeta (hasta los de Irak) disfrutamos, plena de derechos y libertades, y ausente de injusticia y desigualdad social.

¿Qué?, ¿a qué ahora están mucho más tranquilos y relajados?, desde hoy en adelante dormirán mejor, aunque puede ser que alguna que otra pesadilla se los aparezca provocándoles malos sueños por culpa de la esposa de este Dios, y de cuyas andanzas y aventuras les voy a informar a continuación.

Sin más, soñando que el miedo deje paso a la esperanza, y esperando que les guste, y que les disguste, les dejo con:

 

VICKY “EL VIKINGO” SE TAPA LA NARIZ

 

Me levanto por la mañana temprano y comprendo que estoy vivo. Me lavo, desayuno, cojo mi mochila de color morado, y me encamino hacia el metro para ir a mi lugar de trabajo.

En mi trayecto sorteo cacas de perro, bolsas de plástico, desperdicios orgánicos, y múltiples objetos desechables. Esto me confirma que continúa la huelga de los empleados de la limpieza del ayuntamiento de Madrid.

Estoy dentro de un vagón escuchando la canción del Reno Renardo, “hasta la polla”, en donde viene a decir que no aguanta a la gente. A mi me pasa lo mismo, no soporto a los que me rodean, que me empujan, y me miran mal, y votan a los que hacen que nos odiemos entre nosotros metidos en latas de sardinas.

Antes de llegar a mi destino le doy vueltas a lo de la huelga, y a la cara dura de la Señorita “Rotermeyer”, más conocida como Ana Botella, la cual se ha propuesto dejar en la calle a toda la chusma que no es de su elevada condición social.

Revisando mi cerebro compruebo que SACYR, OHL, FCC, son varias de las empresas adjudicatarias responsables de la limpieza madrileña, y también dueños de la gestión de polideportivos, hospitales, y demás servicios públicos ahora convertidos en privados.

Yo creo que hasta Niebla y el Abuelo se darían cuenta de que los políticos con nuestro dinero les proporcionan muchos beneficios a estas empresas en agradecimiento a las donaciones ilegales que reciben por parte de ellas sus partidos para ganar elecciones, y que el Tribunal de Cuentas se encarga de que queden en el más completo olvido.

Hay una incidencia y se para el tren, nos habla un robot, que me hace sonreír pues no quiero llorar, porque me transmite la mala idea que así vamos a acabar todos, como la voz metálica y vacía que nos habla, dirigidos y sin autonomía propia.

Pedro con su onda le hubiera lanzado una pedrada a la Botella por pretender echar a la calle a mil quinientos trabajadores o rebajarles el sueldo más del cuarenta por ciento, mientras que por otra parte mantiene en cajas de oro en los mejores almacenes a los cristales más selectos, los cuales tienen la misma forma y están hechos del mismo material que ella.

Llego a mi última estación, abren la puerta y salgo lanzado, dándome de bruces con un cartel de publicidad de Bankia, entidad que el Capitán Trueno o Manzinger Z hubieran hecho saltar en mil pedazos, y que nos ofrece un plan de pensiones. ¿Casualidad?, o, ¿estrategia fríamente calculada entre los Orcos de la clase política y sus amos, Sauron y Saruman, dueños de los bancos del nuevo mundo, después de la reforma de las pensiones aprobada en el parlamento?

Dirijo mi mirada al centro del tablón y veo a Vicky “El Vikingo”, dibujo que formó parte de la mi infancia y de la de todos los tienen entre treinta y muchos y cuarenta y tantos. “¡Qué hijos de puta!, ¡nos quieren robar la infancia!, pienso.

Intento olvidar lo que he visto y salgo rápidamente al exterior a disfrutar del aire ilegal y contaminado que envuelve las sucias calles de mi ciudad. Antes de recuperarme del golpe anterior recibo otro en la misma cara. ¡Dios mío!, la Abeja Maya, “pero cuantos más nos quieren quitar”, ¿a Marco?, ¿Heidi?, ¿a la Bruja Avería?”, vuelvo a pensar, después de verla encerrada en la mampara de una parada de autobús.

No tengo duda de que si se liberara dejaría de ser buena e inocente, llamaría a Wuly, a las mariquitas, incluso a la terrible Señora Araña, y atacarían a los seres despreciables, egoístas e inhumanos que les han hecho participar en una campaña publicitaria para embaucar a los que años atrás formaron parte de la Generación X.

Tampoco me imagino a Faxe, o a Halvar, preocupados por el colesterol, sustancia esta muy importante y cuya ausencia provoca pérdida y deterioro celular, con la consiguiente adquisición de nuevas enfermedades y aceleración de nuestro envejecimiento.

Vicky se frota la nariz, a la izquierda, a la derecha, por debajo, y piensa en el negocio alimentario que están haciendo grandes corporaciones con productos relacionados con el colesterol. Negocio del que también sacan tajada las poco saludables multinacionales farmacéuticas con sus pastillas de doble cara, por lo que cuestan, y porque por una cosa que curan estropean muchas más.

A nuestro amigo de repente se le ocurre una idea que provoca el estallido de miles de estrellas, utilizar la poción mágica que hace que un pueblo de irreductibles galos sea invencible, y que resista ahora y siempre al invasor,¡ EL CEREBRO!

Acabo mi jornada, vuelvo a casa, veo a Maya comiéndose un bocadillo de panceta con pimientos, y a Vicky tapándose la nariz con los dedos de la mano. Algo huele mal y no es el olor que desprende la basura acumulada. Algo sabe mal y no son los productos milagrosos y sanos que nos engatusan y nos crean adicción.

Hay un hedor suspendido en nuestras vidas, insoportable e irrespirable, que afecta la salud de las personas que tienen la desgracia de tener inteligencia y buenos sentimientos, y que emana de las continuas injusticias que comenten los que mandan contra aquellos y aquellas que menos posibilidades tienen de poder defenderse.