Yo cuando muera seguro que iré al cielo... por Antonio Cabrero Díaz

12.05.2017 11:12

Hola amiguitos de PB Agujúo.

Aquí estamos otra vez para recordarles que por encima de todo esta la gente. Lo primero siempre deben ser los demás. Si esto lo llegamos a entender algún día se pondrá la primera piedra para luchar por una sociedad más justa.

Hasta que llegue ese momento tendremos que aguantar que los ladrones nos den lecciones de moral y los asesinos campen a sus anchas justificando su actitud amparándose en unas leyes que nadie conocemos y, muchos menos, elaboramos.

Sin más, esperando que les guste y les disguste, les dejo con:

 

“YO CUANDO MUERA SEGURO QUE IRE AL CIELO…

 

…Porque siempre he vivido aquí abajo en el infierno”.

 

El otro día camino del trabajo, cuando salí del metro, me paró la policía. Es una buena noticia porque ya no solo paran a los inmigrantes por el color de su piel, y vuelven a parar a personas que, como es mi caso, pueden ser sospechosas de haber cometido algún delito teniendo la piel de color blanco.

Hacía casi veinte años que no me pasaba. Dani, un amiguete que trabaja de policía nacional, me ha recomendado, previa consulta, que cuando me pidan la documentación la enseñe sin más, pues por encima de mis derechos como persona está la ley de seguridad ciudadana.

De joven me molestaba mucho que se me asaltara por las calles por el hecho de vivir en un barrio obrero conflictivo, ir en chándal, tener pintas de delincuente común, terrorista vasco, o miembro de una banda criminal. No entendía que me juzgasen por mis apariencias y olvidasen lo que dice la constitución.

Actualmente formo parte de ese grupo minoritario de ciudadanos que ha denunciado las redadas racistas que han llevado acabo los cuerpos de seguridad del estado contra las personas extranjeras.

Estas detenciones arbitrarias continúan. Se siguen haciendo en diferentes puntos de la geografía española y culminan con el encarcelamiento de personas trabajadoras extranjeras en las cárceles llamadas CIES por el hecho de  estar “ilegales” y no tener papeles en regla.

Me comentaba una compañera, que es profesora y de “izquierdas”, que mi obligación es llevar el carnet de identidad siempre porque la ley obliga a ello. No sabía que los peatones fuésemos como el ganado que marcan para saber su edad y el día que tienen que pasar por el matadero para su sacrificio.

Desde la famosa ley del ministro Corcuera, “el corcuerazo”, dejé de llevar el DNI encima. No me da la real gana de ir marcado como el ganado. Antes te multaban con unos cuantos miles de pesetas. Ahora no te multan pero puedes tener un problema si te pones un poco cabezón.

Como ustedes comprenderán a las 8 de la mañana de un jueves yendo por la salida de la Avenida de Asturias, del metro de Plaza de Castilla, no apetece ni respirar y mucho menos ponerse a discutir con dos funcionarios públicos.

Como uno es un borreguito más, ante la petición del “madero” de enseñarle la documentación le di sin rechistar el carné del gimnasio. Para facilitarles la tarea les indiqué que trabajaba en un colegio que estaba al lado, les di el nombre de la calle, el mío, el número de mi DNI, les dije donde iba, cuando volvía, y lo que iba hacer ese día.

Al segundo dato recibido, que era en número de identidad, el agente principal le dijo al compañero que no hacía falta que llamara a la comisaria para comprobar si estaba limpio, que era evidente que se creía que nunca había estado detenido y que no era un delincuente peligroso.

Antes de irme, de reojo, observé el aspecto del siguiente interrogado. Llevaba sudadera con una capucha que le tapaba la cabeza. Para una vez que llueve te tienes que mojar por cojones y que mejor manera de hacerlo que escuchando el estribillo de título de este artículo. Qué grande la Teixi Band.