Yo no soy rencoroso... por Antonio Cabrero Díaz

20.05.2016 08:47

 

Hola amiguitos y amiguitas de PB Agujúo.

 

Aquí estamos otra vez sin  miedo a perder porque llevamos toda la vida haciéndolo, y siempre fuera de lugar porque nunca estuvimos dentro. Continuamos apoyándonos en la esperanza, que es el único referente que da sentido a esta vida absurda, en un planeta dominado por el dinero, los conflictos armados, y la destrucción del mismo.

La política es como la música. Si en otro tiempo alguien fue roquero cuando saca un nuevo disco se convierte en un cantante sin cojones más, que no para de llorar por estupideces y cosas sin importancia. Si en otro tiempo algún político fue sincero cuando entra de lleno en este mundo, y se acercan las elecciones, se convierte en un “actor” sin cojones, cuya pose indica que no es de fiar porque dice lo que queremos oír cuando la cámara se acerca.

Tenemos dos opciones, votar o no votar. Si lo hacemos no tendremos más remedio que apoyar a UNIDOS-PODEMOS. Si no lo hacemos, conservaremos nuestra dignidad, pero contribuiremos a que el Partido Popular siga arruinando nuestras vidas cuatro años más.

Sin más, esperando que les guste y les disguste lo escrito, les dejo con:

 

´”YO NO SOY RENCOROSO…”

 

 

....Pero el que me la hace, me la paga”.

 

Gran frase (o cagada) de un colega un día de juerga. Estas cosas son las que nos hacen felices. No estoy diciendo que me ría de la ida de olla de un amigo, sino que el hecho de pasar un día entero de cachondeo, con buen rollo, viene muy bien a la salud, sobretodo a la mental.

Los médicos no se si aprobarían que un día cualquiera unos cuantos de la panda se lo pasen tomando cañas desde por la mañana hasta bien entrada la noche. Por otra parte nunca he tenido muy en cuenta su opinión. Ellos obedecen a una organización como la OMS (organización mundial para la salud), la cual esta más al servicio de las multinacionales que del bienestar del ciudadano.

Lo que les he narrado anteriormente parece fácil pero no lo es. Cada vez observo a la gente más crispada, y con unos rollos más raros. Cosa incomprensible formando parte de una sociedad en donde sus componentes, en teoría, viven de forma feliz y satisfactoria.

Cada vez es más complicado que la gente se junte y se entienda. En la era de la comunicación y de los avances más modernos, la generosidad y el respeto brillan por su ausencia. No se por qué motivo las personas, dentro de sus círculos de amistades, luchan por influir y dirigir. No entiendo por qué tiene que haber un patrón que haga cumplir unas normas preestablecidas, y que decida quien es bueno y quien es malo.

Amigos de toda la vida dejan de hablarse porque sus parejas no se entienden. Otros cortan relaciones por discusiones de política o de fútbol vía guasap. Algunos se distancian porque sus propuestas no son seguidas por la mayoría. El ciudadano social ha perdido el norte, y no es capaz de vivir su vida y dejar al que no es como él vivir la suya.

Me gusta hacer lo que me da la gana. No pido a nadie que se adapte a mi estilo de vida, por lo tanto nadie puede exigirme que me adapte al suyo. No es cuestión de orgullo, o de quedar por encima del otro, es cuestión de tolerancia y libertad.

El pasado sábado estuvimos tomándola. Se arrimaron unos, se fueron otros más, y nosotros continuamos. La cosa es sencilla y es normal. Nadie le dijo a nadie lo que tenía que hacer, ni adonde tenía que ir. Compartimos risas, conversaciones y, cómo no, tonterías y gilipolleces. ¿Hay algo más importante?

Si se quiere es muy accesible pasarlo bien. Para un rato que vivimos, ¿por qué estropearlo con estúpidos convencionalismos y luchas hegemónicas de poder? Es del género tonto que cuando dos amigos o más se juntan  pierdan el tiempo en discusiones y no aprovechen el momento como si fuera el último que pueden compartir en sus vidas.

Por este motivo, por la fugacidad del la existencia, siempre que viene alguien, que me aprecia y quiere estar conmigo, le acojo como si fuese ayer la última vez que estuve con él o ella, e intento que pase un rato lo más agradable posible.

No es que tenga mucho dinero, ni sea nadie importante, pero soy afortunado porque la gente quiere estar conmigo. No tiene precio, cuando un esta jodido, poder recordar la frase que da título a este artículo y sentirse un poco mejor, por ti y por todos tus compañeros, los cuales allá donde estén, espero que sean igual de felices cuando recuerden algún pasaje que hayan compartido con este que escribe.